Michael Bloomberg es un hombre de 77 años con más de 60 mil millones de dólares en el bolsillo, fue tres veces alcalde de la ciudad de Nueva York, y hoy busca la candidatura presidencial demócrata.
En un país en el que las campañas políticas dependen de donaciones privadas, Bloomberg financia sus esfuerzos electorales con su inmensa fortuna. Como alcalde de Nueva York gastó cerca de 250 millones de dólares, un número pequeño ahora que ha usado 420 millones de dólares en lo que va de su campaña presidencial. El truco parece estar funcionando, pues se ubica en segundo lugar en las encuestas nacionales, detrás del socialista-demócrata Bernie Sanders.
Según otros precandidatos, “Bloomberg quiere comprar la Presidencia con su dinero”. Entiendo el dilema ético, no obstante, su ascenso deja en claro que los votantes consideran que había espacio para llenar el vacío de liderazgo exhibido en la contienda.
El magnate promete derrotar al mandatario Donald Trump. Por su parte, está claro que el presidente le teme pues lo ataca, se burla de su corta estatura, de su desempeño en el debate pasado en Las Vegas, Nevada, en fin, lo ridiculiza para descarrilarlo como competidor.
Lo cierto es que el empresario de medios despliega una estrategia impresionante. Un canal de audiencia afroamericana muestra comerciales con una familia dueña de un pequeño negocio que asegura salvó su patrimonio en Nueva York gracias a las políticas del exalcalde.
Los canales en español muestran el apoyo de “Mike” a la reforma migratoria y en YouTube se destaca su activismo para combatir industrias contaminantes causantes del cambio climático.
El purismo y odio de clases de los precandidatos Elizabeth Warren y Bernie Sanders casi satanizan la existencia del millonario. Es curioso porque estos precandidatos populistas sí cuentan con una base de simpatizantes muy activos, pero sus ideas atemorizan a la mayoría de los votantes haciendo casi imposible su triunfo.
En una sociedad sana, el empresario honesto que se ha ganado el dinero legalmente, que paga impuestos, ofrece empleo y muestra conciencia social debe ser considerado un héroe.
La gente que vive del presupuesto público, burócratas o funcionarios partidistas, que nunca han hecho algo productivo no deberían dictar cómo distribuir una riqueza nacional que no entienden cómo se genera y a la que jamás han aportado.
Muchos estadounidenses vieron en Trump una opción distinta. Los republicanos moderados votaron por el hoy presidente considerando: 1. Es un hombre cuya actitud les causa vómito, pero que impulsa políticas que creen son positivas para la economía. 2. Los demócratas ofrecen ideas estatistas que frenan el dinamismo y reducen las opciones al consumidor.
Bloomberg es un hombre con errores y defectos, pero que ha luchado sin obligación alguna y con sus propios recursos por las causas correctas, y que puede ser el candidato que una a demócratas, republicanos e independientes contra Trump.
El dilema es que los demócratas en su infinita búsqueda por la pureza de ideas pierden el enfoque y acaban emulando a la selección mexicana: compiten como nunca para perder como siempre. Este 3 de marzo, conocido como “Súper Martes”, 14 estados realizarán sus elecciones primarias y Bloomberg estará por primera vez en la boleta. Los resultados dirán si logró subirse al ring, o si el populismo de izquierda se adueña de la candidatura para luego ser derrotado en la elección general.
@ARLOpinion