La caída de Afganistán en manos de los talibanes luego del retiro de las fuerzas estadounidenses conlleva un sorpresivo nivel de incompetencia y deshonestidad del presidente Joe Biden y su administración. Así mismo, derrumba la credibilidad y compromiso de la primera potencia con quienes han sido sus aliados.

Estados Unidos ocupó por más de dos décadas Afganistán luego de derrocar a su gobierno en respuesta de los ataques terroristas del 9-11, aquellos que dejaron el mayor número de víctimas civiles en la historia de este país. Sin duda, la política “Nation Building” (edificación de una nación) probó ser inefectiva en un país sin cohesión nacional y en permanente pugna entre etnias y corrientes religiosas.

Varios sondeos de opinión apoyaban la salida de las tropas americanas de ese país, sin embargo, la crisis humanitaria desatada no representa lo que el público respaldaba. Se culpa al ex presidente Donald Trump por el caos pues fue durante su mandato que se comprometió la salida de las tropas para mayo de 2021.

Biden mantuvo el trumpiplan bajo la consigna de que era muy difícil que el Talibán recuperara el poder en el corto plazo. Una premisa falsa pues sólo tomó once días, después del abandono estadounidense, para que esa guerrilla medieval recuperara el control. Alarmado, el presidente culpó al plan de Trump. Otra falsedad, pues el actual mandatario no ha reparado en asegurar que él no es igual que su antecesor. Por ejemplo, cambió la política nacional hacia la OTAN, igual que rechazó la dirección previa en materia energética, ambiental, etc. Es decir, Biden no sigue los lineamientos heredados a menos que sea su deseo.

El presidente se dirigió a la nación para asegurar que el colapso afgano corroboraba la necesidad de sacar las tropas estadounidenses. Otra mentira, el resultado actual se deriva de la mala o nula planeación para culminar la presencia americana con un periodo de transición ordenado, que podía o no apegarse a los tiempos delineados por la administración Trump.

Biden también dijo a los estadounidenses que permanecer en Afganistán no respondía al interés nacional. Me pregunto que pensarán de esa declaración los familiares de las más de 3,000 víctimas de los atentados del 9-11. Con un Talibán renuente a comprometerse a evitar que Afganistán vuelva a convertirse en un paraíso para grupos terroristas, no hay duda sobre si esta nación será utilizada como base de ideologías radicales, sino cuándo se confabularán desde ahí nuevos ataques contra de Occidente.

Joe Biden dijo que los militares estadounidenses dotaron de todo lo necesario a los soldados y policías afganos, no obstante, no pudieron darles el deseo y coraje para luchar —ante la veloz caída del gobierno. Una declaración ignorante y falaz que no reconoce a los 66,000 militares y policías afganos que murieron luchando por su país al lado de los estadounidenses.

Por último, el jueves pasado el presidente dijo que no ha escuchado reclamos internacionales que señalen que esta crisis esté dañando la credibilidad del país. Quizá debe poner atención a la virulenta reacción en el parlamento británico por la salida estadounidense y la crisis provocada en Afganistán. Legisladores de ambos partidos rechazaron las decisiones de los americanos, así como la dócil postura de su gobernante, Boris Johnson.

Trump era un bravucón cuando impulsaba una torpe política internacional que alejó a Estados Unidos de sus aliados tradicionales. Pero Biden, vestido de señor decente, con sus pifias y falsedades, reforzó la idea que cuando se invite a alguien a casarse con los intereses americanos hay que pensarlo muy bien, pues esta nación deja morir, literalmente hablando, a quienes los ayudan.

Periodista.

Google News

TEMAS RELACIONADOS