En los últimos meses, hemos sido testigos de un número cada vez mayor de atentados que se han dirigido contra personas y grupos por el mero hecho de su religión o sus creencias. Se ha asesinado a judíos en sinagogas y se han profanado sus tumbas con esvásticas; se ha disparado contra musulmanes en mezquitas y se han vandalizado sus lugares de culto; se ha asesinado a cristianos mientras rezaban y se han incendiado sus iglesias.
Muchos de los ataques, como los de Nueva Zelanda, Sri Lanka y Estados Unidos, se han dirigido expresamente contra los lugares de culto. Y en muchos conflictos de todo el mundo, desde Siria hasta la República Centroafricana, comunidades enteras han sido atacadas debido a su fe.
Todas las grandes religiones del mundo propugnan la tolerancia y la coexistencia pacífica en un espíritu de humanidad compartida. Debemos oponernos y rechazar a aquellos que de manera falsa y maliciosa invocan la religión para fomentar ideas erróneas, alimentar la división y propagar el miedo y el odio. La diversidad es fuente de riqueza y de fuerza; nunca es una amenaza.
Hoy celebramos el primer Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias. En esta jornada, reafirmamos nuestro apoyo inquebrantable a las víctimas de la violencia motivada por la religión y las creencias. Y demostramos ese apoyo haciendo todo lo posible para prevenir esos ataques y exigir que los responsables rindan cuentas de sus actos.
Las Naciones Unidas están intensificando su actuación mediante dos nuevas iniciativas: una Estrategia y un Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre el Discurso de Odio —los primeros en su especie—, y un plan de acción destinado a salvaguardar los lugares religiosos. La mejor manera de superar la amenaza de violencia motivada por la religión o las creencias es uniendo nuestras voces para el bien, contrarrestando los mensajes de odio con mensajes de paz, aceptando la diversidad y protegiendo los derechos humanos. El mundo debe movilizarse para erradicar el antisemitismo, el odio antimusulmán, la persecución de los cristianos y otros grupos religiosos, y todas las formas de racismo, xenofobia, discriminación e incitación a la violencia. Como miembros de la familia humana, debemos fomentar el entendimiento mutuo. Todos tenemos la responsabilidad de cuidarnos los unos a los otros, de respetar las diferencias y de promover la coexistencia pacífica.
Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas
***En la imagen: Jóvenes en una vigilia, en la Universidad de Pennsylvania, por las
víctimas que dejó un supremacista en Christchurch, el 15 de marzo. Foto/ MARK MAKELA. REUTERS