En nuestro mundo de abundancia, no debería haber lugar para la pobreza.
Y sin embargo, mientras conmemoramos el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, casi 700 millones de personas apenas tienen para sobrevivir, pues viven con menos de 2,15 dólares al día.
Más de mil millones de personas viven privadas de sus necesidades básicas, como alimentos, agua, atención de la salud y educación. Miles de millones más carecen de saneamiento y de acceso a la energía, puestos de trabajo, vivienda y redes de protección social.
Mientras tanto, los conflictos, la crisis climática, la discriminación y la exclusión —en particular de las mujeres y las niñas— agravan el sufrimiento.
A ello se suma un sistema financiero mundial anticuado, disfuncional e injusto que dificulta la inversión de los países en desarrollo en el alivio de la pobreza y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Al ritmo actual, casi 500 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema en 2030.
Esto es inaceptable.
En la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible celebrada en septiembre, los líderes mundiales reconocieron la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional y se comprometieron a un audaz plan para rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y acelerar los esfuerzos para erradicar la pobreza en todas partes.
Ello incluye el apoyo a un plan de estímulo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de al menos 500 mil millones de dólares al año en financiación para inversiones para lograrlo.
Los líderes mundiales también acordaron acciones concertadas para aliviar la pobreza y el sufrimiento de todas las personas, desde la transformación de los sistemas alimentarios y educativos hasta trabajos decentes y la ampliación de la protección social, como destaca el lema de este año.
Poner fin a la pobreza es el desafío de nuestro tiempo.
Pero es un desafío que podemos ganar.
En este importante día, renovemos nuestro anhelo de lograr un mundo libre de pobreza.