Dos mil veintiuno fue un año de muchos retos en todos los sectores. Como humanidad, no estábamos preparados para una pandemia y sus consecuencias.
La crisis por el Covid-19 puso en relieve los problemas estructurales de la economía e intensificó las desigualdades por cuestiones de género que han puesto a las mujeres en una posición desventajosa.
La contingencia hizo más evidente que las trabajadoras mexicanas son las que están en condiciones más vulnerables en el ámbito laboral.
El 68% de las mujeres mexicanas que trabaja percibe entre cero y dos salarios mínimos, mientras el porcentaje de hombres en este rango salarial es de 59%.
La informalidad fue otra de las brechas de género que se profundizó a partir de la crisis por Covid-19; actualmente, 57.2% de las mujeres trabajadoras se encuentra en este esquema; 1.3 puntos por encima de la tasa de los hombres.
Estas cifras son alarmantes, pero también es importante recalcar el papel de las mujeres en la recuperación económica después de los estragos de la pandemia. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) precisa que son las mujeres las que destinan 70% de sus ingresos para la comunidad, impactando significativamente en la economía y en el desarrollo social.
Asimismo, destaca que somos las mujeres quienes contribuimos con 37% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. El trabajo no remunerado que realizan las mujeres, como las actividades domésticas y de cuidado, genera 11 billones de dólares, lo que equivale a 9% del PIB mundial.
En México hay muchos ejemplos de mujeres que han desarrollado grandes proyectos en una época de crisis.
Por ejemplo, Lady Multitask es un modelo de negocio en redes sociales en el que mujeres promueven sus proyectos sin descuidar otros aspectos importantes de su vida, como sus familias, trabajo formal o estudios. Las condiciones del confinamiento hicieron del proyecto un gran éxito que dio oportunidad a sus creadoras, Pilar y Mercedes Palomar, de expandirse a otros estados de la República Mexicana bajo el lema “Las amigas de mis amigas son mis amigas”, impactando así a millones de mujeres en busca de un ingreso extra.
Otro caso que sobresalió durante la crisis sanitaria fue el de las nenis, mujeres emprendedoras y comerciantes que, de forma digital, ofrecen y venden sus productos.
Este fenómeno visibilizó el emprendimiento femenino y las condiciones en las que millones de mujeres inician y operan sus negocios hasta llevarlos al éxito. Al menos 5.2 millones de mujeres forman parte de este grupo. Esto significa que una de cada cuatro mexicanas es emprendedora. La participación de las mujeres en la fuerza laboral tiene efectos positivos para el desarrollo sostenible de los países. El emprendimiento femenino será un pilar determinante en la recuperación económica.
Ahora, con la “nueva normalidad”, las invito a no darse por vencidas, a buscar oportunidades a partir de las crisis y a enfrentar juntas los nuevos retos que trajo consigo la pandemia mundial. México nos necesita. ¡Juntas somos más fuertes y juntas saldremos adelante!