Vida de fray Servando
Christopher Domínguez Michael , reputado biógrafo y crítico, presenta la segunda edición corregida de su libro “Vida de fray Servando”, a través de la editorial Grano de Sal. El volumen es un meticuloso examen de la vida y pensamiento de un personaje como pocos, encarnación de la complejidad de la idiosincrasia del México decimonónico. La empresa, a su vez, es titánica: elucidar acerca de las ideas de Servando Teresa de Mier implica ir más allá de una investigación tangencial. La Conquista y su consecuente evangelización ; el excéntrico sincretismo de Guadalupe-Tonantzin y el de Santo Tomás-Quetzalcóatl; eventos y polémicas intelectuales de España y Francia; las controversias políticas que desencadenan en el proceso independentista; el Imperio de Iturbide y su criollismo; por mencionar algunos de muchos de los temas que inundan el texto.
“Todo viaje a los orígenes es, alternadamente, génesis y escatología, apocalipsis y soteriología”, señala el autor y, con ello, sugiere las cinco partes en las que divide la obra: las ideas primigenias que circunscriben las acciones del primer sacerdote universitario que lo llevan a la cárcel y posterior exilio; sus aventuras de reputación manchada y hábito sucio en España, Francia, Italia y, nuevamente, a la Iberia de la Leyenda Negra; su escape hacia Portugal y sus posteriores trabajos y refutaciones —tanto clericales como eruditas—; la expedición de regreso a México y el nuevo trabajo para el gobierno independentista; últimas empresas, los tiempos del emperador y su expiación.
El personaje, en sí, resulta atractivo para cualquiera que vislumbre aunque sea una ínfima parte de su vida. No es gratuita la retahíla de nombres que lo han seguido: Manuel Payno , Lezama Lima , Reinaldo Arenas, Artemio del Valle-Arizpe, Alfonso Junco , entre muchos otros. José Servando de Santa Teresa, apellidado Mier, Noriega y Guerra fue un fraile dominico del postrero siglo XVIII que, por medio de sus polémicas, tanto intelectuales como políticas, ayudó a que el país se asiera al concepto de nación moderna en los albores del siglo XIX. La de Servando, —citando a Peter Brown en “El cuerpo y la sociedad”— al igual que la de Santo Tomás Apóstol es: “Una cristiandad épica, una cristiandad de choque. Los apóstoles peregrinos atraviesan ciudades soberbias causando estragos en el orden pagano establecido: los altares explotan, los templos se desmoronan, las tormentas ponen un ignominioso final al estruendo perverso del circo”. Más allá de sus trabajos de carácter gubernamental y teológico —por más controvertidos que estos sean— la vida y hechos de Servando son similares a una novela picaresca con un sabor empíricamente mexicano, el fraile representó el espectro completo: astuto y embaucador, estudioso e ingenuo, licencioso y noble.
Aunque esporádicas, deben subrayarse las apreciaciones personales de Domínguez Michael. La envergadura de su trabajo tiende a enterrar la óptica del estudioso; por fortuna, aquí aún se vislumbra su juicio, tajante y claro: la dureza del Arzobispado al exiliar al dominico, dentro de la legalidad, pero en clara enemistad; la falsa polémica entre Blanco White y Mier ; la prosa irónica de Servando que, ante todo, será siempre el eslabón histórico y literario más importante que nos deja. Así, el religioso, con un “fascinante brío supera a casi toda la prosa mexicana del siglo XIX y sólo con ella bastaría para tornarlo inolvidable”; aquel fue, en efecto, un natural hacedor de una de las más interesantes narrativas de carácter nacional.
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