Durante el siglo XIX, tras múltiples avatares que suspendieron sus actividades y pusieron en riesgo su existencia, se restableció la enseñanza jurídica en la Escuela Nacional de Jurisprudencia en 1868, bajo la dirección de Antonio de Tagle Rico. Décadas más tarde, con el monumental esfuerzo de Justo Sierra para refundar la Universidad, y la creación del posgrado, el establecimiento se convertiría en Facultad de Derecho.

En mi “Antología de académicos de la Facultad de Derecho” tuve la oportunidad de revisar con detenimiento la historia intelectual de un espacio que ha sido clave para la trayectoria política y cultural de nuestro país, la cual también se trata de la historia de directores insignes, plurales en su pensamiento e instrumentales para el debate público, tales como Manuel Gómez Morin, Narciso Bassols o César Sepúlveda. El leer el rastro dejado por estos hombres en sus libros, cartas y memorias deja claro que hay una particular avidez administrativa y un espíritu de servicio presente en toda gestión exitosa. Es en este sentido que Raúl Contreras Bustamante representa la continuidad de esta línea que ha construido a la Facultad de Derecho como la más importante de América Latina.

La modernización de la enseñanza, los esfuerzos para aumentar la matrícula y la defensa de la autonomía y la libertad de cátedra son todos elementos que distinguen a los grandes directores de la institución. Personajes que entran en puntos críticos y mantienen la cohesión a la vez que impulsan un programa de mejora constante. En esa estirpe se enmarca la labor de Contreras Bustamante, en particular durante un periodo difícil para la vida universitaria, marcado por los retos que implicó la pandemia de Covid  y la persistente sombra de la intervención estatal.

Ángel Gilberto Adame
Ángel Gilberto Adame

En este clima de tensiones y dificultades fue que renovó de raíz la Facultad, trabajando sobre una agenda plural que dio como resultado una mayor paridad de género entre los profesores de planta, la reacreditación de las tres principales modalidades de la licenciatura (presencial, abierta y a distancia) ante el Consejo Nacional para la Acreditación de la Educación Superior en Derecho A.C. (CONFEDE), y la introducción de la reforma al plan de estudios más ambiciosa y comprehensiva en décadas.

Contreras Bustamante entiende que el Derecho es una materia dinámica y que la fortaleza intelectual y organizacional de la Facultad reside en gran medida en la comunidad tejida dentro y fuera del aula. Para llevar a cabo el cambio en el plan de estudios, consultó y escuchó a distintas voces para actualizar la oferta educativa y acercarla a la realidad, a los nuevos retos que exige el mundo a los juristas. Así mismo, y con este impulso, la producción de literatura académica por parte de los profesores de tiempo completo ha aumentado notoriamente, conocimiento legal de vanguardia que reposicionó a la investigación generada por la institución.

En el “Discurso inaugural de la Universidad Nacional” Justo Sierra señaló que es obligación de la Universidad y de los universitarios usar el estudio y la reflexión como antesala a las acciones que el país requiere, “no podremos, moralmente, olvidarnos nunca ni de la humanidad ni de la patria”. Encuentro la resonancia de estas palabras en el esfuerzo de modernización que ha caracterizado los más de siete años de Raúl Contreras Bustamante como director: más allá de cultivar las simpatías personales inherentes a todo individuo, priorizó el consenso con el objetivo de generar más y mejores abogados aptos para las nuevas necesidades de nuestro tejidos.

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