Después de Gustavo, nació Joaquín Maass Flores, el 9 de octubre de 1855 en la Ciudad de México. Siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, a los 14 años ingresó al Colegio Militar, donde se graduó en 1879 en el ramo de ingenieros y con el grado de teniente. Ahí conoció a Victoriano Huerta, quien se convirtió en una figura decisiva en su vida.

La amistad entre Huerta y Maass se vio empañada por una disputa amorosa. Al igual que el jalisciense, el futuro gobernador conoció a las hermanas Águila Moya en Veracruz. Ambos cortejaron a Mercedes; Joaquín fue el vencedor. Se dice que la joven rechazó a Victoriano por sentirse poco para él, “Mereces alguien mejor que yo”, son las supuestas palabras con las que lo alejó.

La unión nupcial Maass-Águila se efectuó el 26 de febrero de 1879 en la parroquia de la Santa Veracruz. Se cuenta que, durante la ceremonia, Huerta, que ya tenía una seria situación con la bebida, se dio y cedió al trago. Tal vez por despecho, se casó el 21 de noviembre de 1880 con otra hermana Águila: Emilia, a quien se describe “de finas cejas y ojos expresivos, en conjunto era poco agraciada físicamente”. La pareja no fue afortunada, pues es conocido que Victoriano era “grosero, alcohólico y mujeriego”. Emilia tampoco era feliz, “en las fotos, diarios y revistas (…) su rostro inexpresivo reflejaba poco interés”. Similar suerte corrió la vida conyugal de Joaquín. Muy pronto inició una relación extramatrimonial con la sonorense Hermelinda Conant.

De los hijos de Joaquín y Mercedes, el de mayor notoriedad fue Joaquín Maass Águila, implicado en la detención de Gustavo A. Madero, y en su traslado del Gambrinus a Palacio Nacional y de ahí a la Ciudadela. No era desconocido el favoritismo de Huerta por su sobrino, puesto que a éste se le conoció como “el príncipe heredero”, como lo indican las memorias (apócrifas) del presidente golpista. En ellas se encuentra el siguiente diálogo entre los concuños:

—Este señor (le dije señalando a Joaquín, su hijo), será superior a ti. —Me alegraré mucho —replicó el general. —Y he de hacer —añadí— que tú tengas que saludarlo, como corresponde a un inferior jerárquico en la milicia. —No está bien que digas eso delante de mi hijo —replicó entonces el general. —Yo soy el Presidente de la República y puedo decir lo que quiera —respondí. Y, señores, si no se muere, el general Maass, padre de mi sobrino, hubiera tenido que cuadrarse ante su hijo.

En 1911, Maass padre fue comisionado a Europa, donde estudió los sistemas de fortificación de costas y puertos, y se mantuvo alejado del país durante la Decena Trágica, al menos, espacialmente. Regresó en marzo de 1913, poco tiempo después fue nombrado jefe de la División Militar de Oriente. El 2 de junio, Huerta lo puso a cargo del gobierno de Puebla. Ireneo Paz comentó: “Los poblanos, que tan vapuleados han sido en los últimos tiempos, ya ven con indiferencia estos frecuentes cambios”. En otra nota se leyó: “A pesar de los pesares (…) por unanimidad de votos fue nombrado Gobernador de Puebla el C. Gral. Joaquín Maass. Determinados elementos recibieron con marcado regocijo tal nombramiento: pero el pueblo lo rechaza por anticonstitucional y porque ven en él una imposición que menoscaba la soberanía de aquel sufrido estado”.

La prensa oficial alababa su labor militar frente a los zapatistas. A principios de 1914 fue ascendido a general de división. Sin embargo, el final del advenedizo gobernador llegaría pronto. Maass padeció una enfermedad gastro hepática que lo suspendió del ejercicio castrense en diversas ocasiones y que lo obligó, por prescripción facultativa, a tomar aguas en Tehuacán.

El 15 de enero falleció: “Ayer dejó de existir en esta capital don Joaquín Maass. (…) Una dolencia crónica que la ciencia no pudo atajar, llevó a la tumba al noble paciente. (…) A las nueve de la mañana, el mismísimo Señor General Huerta dispuso que saliera el cortejo fúnebre, el cual fue presidido por el Primer Magistrado de la Nación. El severo ataúd, una vez que fue puesto en elegante carroza, quedó cubierto de flores, viéndose sin embargo sobre él la espada y la banda azul de divisionario”.

Entre la familia Maass existe el rumor de que Huerta mandó asesinar al gobernador. El certificado de defunción fue firmado por el siniestro facultativo Aureliano Urrutia, ministro de Gobernación y a quien falsamente se le imputa haber cortado la lengua a Belisario Domínguez.

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