El año de 1910 no fue el más afortunado para Emilia Trujillo , pues pasó una temporada con el brazo derecho roto y una luxación en la pierna. Esto debido a un accidente automovilístico sobre la calzada de Tlalpan. Su chofer dio un giro violento para evitar la colisión con unas mulas que se encontraban en la vía. La maniobra no fue adecuada y el automóvil terminó en una zanja. La tiple tardó en recuperarse de los golpes y el susto, y declaró que su vida había estado en riesgo: “Afortunadamente la simpática Trujillitos ha entrado en periodo de franco alivio”.

Esta pausa antecedió a sus años de mayor abundancia. El conflicto bélico no mermó su éxito, sino que le dio entrada a nuevos papeles y tipos mexicanos, como en El pájaro azul: “representada por primera vez en julio, cuyo personaje principal discurría largamente (…) sobre la aún no bien definida cuestión agraria. En esta obra Emilia Trujillo hacía el papel de una molendera de nixtamal, presentándose como precursora de las ‘chinas’, ‘peladitas’ e ‘indias ladinas”.

Al inicio del huertismo, la Trujis era una de las actrices más populares de la ciudad. Se le dedicaban piezas, como “Perdonada” de Ricardo García Arellano . Sin embargo, se murmuraba que su relación con el dictador fue más allá de una profesión política, pues Emilia se había convertido en la amante de Jorge, hijo mayor del usurpador: “La voz popular afirmaba que era la Pompadour de Tepaches del régimen. La Dubarry de Petate de la época porque un automóvil negro, manejado por un chofer de uniforme y con un ayudante del general (…) esperaba el fin de las tandas (…) para recoger a la simpática y alegre tiple tapatía y conducirla, a través de las sombras cómplices de la noche, al Café Colón (…) En uno de los reservados principales, es fama que la esperaba —rodeado por oficiales de su Estado mayor y de funcionarios (…) militares”.

Aunque se encontraba en la cúspide de su carrera, a Emilia le faltaba algo fundamental: la salud. Con el apoyo del Presidente en turno, se organizaron varias funciones en su favor: “Varios autores mexicanos y algunos artistas han organizado para el miércoles próximo una función extraordinaria que se celebrará en Teatro Hidalgo, a beneficio de la simpática primera tiple Emilia Trujillo , que se encuentra gravemente enferma desde hace algún tiempo y en situación difícil de recursos. (…) Dado el programa y su carácter benéfico, la función promete ser espléndida”. Su enfermedad paró algunos meses su carrera. En abril de 1914 volvió a los escenarios. El público celebró su regreso y la prensa recalcó que se encontraba recuperada: “La larga enfermedad que sufrido no ha restado en nada sus facultades. Su voz sigue siendo argentina y agradable, y su vis cómica parece que no sólo se conserva igual, sino que ha aumentado”.

Pero de nuevo algo empañó su retorno. La caída de Huerta sorprendió a quienes lo habían apoyado. No sólo la Trujis, varios del María Tepaches habían proclamado su simpatía e incluso hicieron sátiras de algunos revolucionarios, como en la pieza Vía libre de Cuernavaca, donde Leopoldo Beristáin ridiculizó a Emiliano Zapata y lo plasmó como un bandolero. Con la llegada de los constitucionalistas, muchos de estos artistas se escondieron o huyeron por temor a las represalias. Beristáin, por ejemplo, utilizó un disfraz de utilería para llegar al puerto de Veracruz y de ahí refugiarse en Cuba. Emilia con mayor cercanía al régimen, no escapó al escarnio. Así, la tiple de 25 años tuvo que abandonar, una vez más, los escenarios.

Google News

TEMAS RELACIONADOS