El 25 de noviembre de 1952, en Mequinez (Meknès), Marruecos, Marie José Tramini, de 18 años, conoció a Yves Mas con quien contrajo matrimonio. Su cónyuge nació en Tablat, Argelia, el 10 de enero de 1923, y se casó por primera vez con Janine Marcelle Hanel, con quien procreó dos hijos: Olivier y Philippe Paul Michel, jóvenes que se convertirían en hijastros de Marie José y con quienes conservaría una buena relación hasta su muerte.

El primer domicilio de la pareja fue en Imouzzer Ida Ou Tanane, una pequeña ciudad y comuna rural en la prefectura de Agadir-Ida Ou Tanane, Souss-Massa.

En la época en que conoció a Marie José, Mas era un agente político en el protectorado. En sus memorias (inéditas) relata: “(Era) responsable de una tribu; me transportaba en un todoterreno, a caballo, a pie, impartía justicia, decidía sobre las rutas de los canales o las ubicaciones de los puentes, supervisaba la mejora de la agricultura, y mantenía contacto con los jefes locales, caïds, khalifats, chioukh, pashas, para garantizar la seguridad y la paz del país, así como el buen entendimiento con Francia”.

A diferencia de su hermana, Madeleine decidió continuar sus estudios superiores, se mudó a París y se especializó en farmacéutica. Ahí conocería al estudiante de física argelino Georges Armand Marguier—nacido en julio de 1930 en Argel— y se casaría el 9 de agosto de 1955. Para esas fechas, la prensa oficial daba cuenta que la pareja había establecido una botica en el número 65 del boulevard Alsacia Lorena.

El fin de la dominación francesa en Marruecos alteró la vida de la pareja Mas-Tramini. Entre otras vicisitudes, tuvieron que mudarse a la representación gala en Rabat:

“La vida cotidiana en Rabat era más agitada que en Imouzzer. Las manifestaciones eran constantes, y naturalmente iban dirigidas contra los franceses. La Alta Comisión que había reemplazado la Residencia General parecía un campamento atrincherado. Una unidad de paracaidistas acampó en el jardín y vigilaba detrás de los muros del perímetro mientras las protestas trascurrían. (…) Pero nunca se sabía lo que podía pasar. (…) Desde la villa donde me hospedaba con mi esposa hasta la Alta Comisión, siempre hacía el viaje en automóvil porque a pie era susceptible a sufrir un ataque. Estábamos en medio de la guerra de Argelia y los representantes franceses en el norte de África ya habían sido atacados. Seguí los consejos de mi asistente marroquí que me asignó el gobierno de Cherifian y cambié regularmente mi itinerario. Por la mañana, antes de que sacara mi coche del garaje, (mi chofer) se aseguraba de que no hubiera nada sospechoso. Cuando llegaba a casa, antes de estacionarme, primero inspeccionaba. Permanecíamos armados por si atacaban la casa, como había sucedido en otros lugares”.

Tras esos hechos, los Mas regresaron a Paris y luego se instalaron en Berna: “Para completar mi formación como diplomático, tras una estancia en lo que llamamos el Departamento (es decir, en el Quai d'Orsay) donde me encargaba de los asuntos marroquíes y tunecinos, me enviaron a Berna, la clásica Embajada por excelencia, pacífica y ordenada, donde se prepara a los embajadores que esperan una gran oficina (Bonn, Londres, Washington, etc.) y a otros agentes jóvenes”.

Desde mediados del siglo XIX, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha ocupado siempre el mismo edificio y a esta estabilidad de casi un siglo y medio se debe la expresión “Quai d’Orsay” para designar al Ministerio de Asuntos Exteriores.

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