La Organización de Naciones Unidas (ONU) en su resolución A/RES/62/7, declaró que el 15 de septiembre de cada año se conmemore el día internacional de la democracia. Esto se viene haciendo desde el 8 de noviembre de 2007.
Entendiendo a la democracia de forma integral, como aquel sistema donde se conjuntan todos los valores esenciales de la voluntad humana y que requiere nuestra raza para vivir en armonía y en donde se garantice a toda persona, el goce de sus más altas facultades sin restricción para desarrollarse a plenitud y en la que el Estado nación, está legitimado exclusivamente para garantizar esa democracia de forma plena.
La democracia, como poder supremo que se busca garantizar como el más alto anhelo de un pueblo, ha pasado por diferentes etapas; la sociedad la ha vivido de diferente manera, pero en todo momento, se mantiene en constante lucha para su sustentabilidad y sostenibilidad para las futuras generaciones.
Para lograrlo, es indispensable analizar la historia en, como se ha ido materializando como derecho individual y colectivo: en la época del absolutismo, en el período legalismo constitucional y de derechos humanos y la democracia del presente, que tiene como fin construir el edificio de la democracia del siglo XXI.
Además, el 16 de septiembre se conmemora un momento muy especial para los y las mexicanas, ya que se festeja el inicio de la lucha de independencia en nuestro país por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, acompañado por grandes hombres y mujeres que nos dieron patria.
Esta fecha, tiene una relación directa con la democracia, pues el resultado de ambos esfuerzos: que dieron origen a esta revolución, no era otra cosa más, que combatir las grandes desigualdades y abusos de poder de un gobierno español, que había provocado por más de 300 años en contra de las y los mexicanos.
Por eso es importante hablar de estos momentos de la democracia, amparado en el derecho humano a la historia, como un derecho fundamental de todo ser humano, sobre todo, con la intención de seguir construyendo puentes a fin de lograr la eficiencia real de la democracia, pues a todos y todas nos conviene consolidarla.
¿Cómo lograrlo? Solo nos hace falta en México, el fortalecimiento y consolidación de las instituciones encargadas de proteger a la democracia.
La democracia ha sido un anhelo del pensamiento humano desde hace más de 2000 años, los atenienses dieron testimonio de ello, aquellos pueblos, en su mejor momento de esplendor ya se buscaba que el poder de la sociedad fuera la guía de los gobiernos, sin embargo, esto fue un anhelo que hasta la fecha se sigue buscando, la realidad ha sido diferente, pues en la época del absolutismo, periodo que se le conoce, donde los derechos de las personas eran totalmente aniquilados, pues la palabra del rey era la ley (tiene lugar entre los siglos XVI al XVIII).
Al caer el absolutismo surge un sistema libertario que provoca el nacimiento del legalismo constitucional, en él, la libertad individual era la búsqueda anhelada, ahí surgió la democracia representativa, sería la persona la parte central de protección y se crearon instituciones para garantizarlo, el poder del pueblo era fuente de inspiración y así lo debería tomar el gobierno para su ejercicio y a mediados del siglo XX al concluir la Segunda Guerra Mundial se crean instituciones multinacionales (ONU) regionales (OEA) y en cada país instituciones públicas que tienen como único fin hacer que se respete la voluntad popular. A pesar de ello sigue habiendo barbarie y se derrumban los anhelos de libertad.
Estos anhelos de interés social, a pesar de los claroscuros que han presentado, se deben hacer una realidad, y; ¿cómo lo lograríamos? Necesitamos, todos juntos en este siglo XXI, entender la responsabilidad que la historia nos ha enseñado, nuestros antecesores sufrieron, derramaron sangre y murieron por zafarse del yugo injusto del absolutismo y del sufrimiento provocado en el periodo del legalismo constitucional en nombre de la ley (como el holocausto), para que ahora en el siglo de la ilustración judicial, logremos materializar el anhelo de la voluntad popular de “democracia”, esto es, necesitamos que las instituciones públicas creadas en el periodo de legalismo constitucional, se consoliden, se fortalezcan y sean factor de confianza social, que no se dé intromisión política de ninguna índole, que se muestren transparentes y se vea su fortaleza institucional y que junto con sus integrantes, hagan efectivo el derecho humano para que la raza humana viva en armonía y equilibrio, pero por las condiciones que ella misma genera y que nunca más se desmantelen las instituciones democráticas.
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