En cinco días, Joe Biden tomará posesión como presidente de Estados Unidos. Habrá protestas, y es posible que haya violencia, de parte de grupos extremistas, pero estas turbulencias no cambiarán la realidad de un cambio ordenado de gobierno que tendrá lugar el día 20 de enero exactamente a las 12 de mediodía.

¿Qué debe esperar México —y los mexicanos— del nuevo presidente de Estados Unidos?

Por un lado, sospecho que Biden pondrá menos atención directa y constante a México. Trump tenía una obsesión poco saludable con el país vecino, y lo usó como blanco de ataques y críticas durante su gestión presidencial. Pero si gran parte de su atención a México era negativa y a veces punitiva (aranceles, el muro, políticas migratorias duras), también a veces parecía tener cierta envidia del país vecino. México siempre estaba presente en su mente y su retórica, para bien y para mal.

Biden llega con un enfoque más global, y la necesidad de reconstruir relaciones dañadas en todo el mundo y de generar políticas de contención más sostenibles con China, Rusia, Irán y Corea del Norte, quien Trump trataba de enfrentar de forma unilateral. Sospecho que pondrá menos atención retórica en la relación con México.

Al mismo tiempo, estoy convencido de que Biden cree profundamente que el futuro de EU está íntimamente ligado con el futuro de los países vecinos, México y Canadá. No ve a los países vecinos como un peligro, sino como socios para sacar adelante temas de interés mutuo. Y no dudo que muy al principio de su gestión, propondrá tener una reunión de los líderes de los tres países (de forma virtual) para definir una agenda común.

Creo que para Biden, los temas que más le interesan con los vecinos (tanto Canadá como México) son tres: Salud, Recuperación Económica y Migración.

Los primeros dos son los temas más candentes para la nueva administración, pero Biden tiene claro que la recuperación de la pandemia mundial actual y la crisis económica global no se puede hacer sin México y Canadá. En el caso económico, la planta productiva de los tres países está tan interdependiente que tratar de echar andar la economía de Estados Unidos no se puede hacer sin coordinación trilateral. Y en el caso de la salud, la existencia de fronteras compartidas hace que los tres gobiernos necesitan poner un paro al Covid-19 juntos.

El tercer tema, migración, es mucho más un tema bilateral entre México y EU, pero hay una ventaja en sumar a Canadá, dado su experiencia en temas de refugiados y desarrollo. Ahí hay oportunidades de explorar juntos cómo ir ordenando la migración en la región que va desde Centroamérica hasta Canadá, construyendo nuevos canales para la migración laboral, otras formas de protección humanitaria más próximas a donde la gente necesita protección e inversiones en el desarrollo, un tema que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha abanderado desde que inició su gestión presidencial.

Por supuesto que va a haber otra agenda migratoria dentro de Estados Unidos que también afecta a México, dado que uno de cada diez mexicanos vive en el país vecino. Eso es la agenda de la regularización y de inclusión social y económica de los migrantes, que Biden ha prometido. Si bien es un tema de política interna, podría llegar a tener efectos muy positivos para los Mexicanos que viven ahí, y el gobierno mexicano no puede ser ajeno a esos procesos de cambio que afectan a sus connacionales que residen en el país vecino.

Cuando Joe Biden ve a México, no ve una relación difícil, sino un socio necesario e indispensable para el futuro de su país. Y ojalá que la administración del presidente López Obrador vea lo mismo en EU con la llegada de Biden.

Presidente del Instituto de Políticas Migratorias.
Twitter: @seleeandrew

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