En todo el mundo se está viendo el surgimiento de voces independientes en elecciones. El caso más reciente fue en Chile, donde candidatos independientes serán el grupo más numeroso en el constituyente que escribirá una nueva constitución para el país. Muchos de ellos surgidos de movimientos sociales y cívicos, son actores nuevos en el escenario del país, y habrá que ver si renuevan el debate político o repiten los errores del pasado. Por ahora, son una expresión de la búsqueda de la población por algo nuevo y diferente, ajeno a las prácticas políticas del pasado.

En El Salvador, el presidente Nayib Bukele también es producto de una campaña como independiente (abanderado, al principio, por uno de los partidos tradicionales, y luego con su propio partido nuevo), que barrió al bipartidismo tradicional en ese país. En el Perú, la contienda final está entre Keiko Fujimori, heredera del legado de su padre, quien ya fue presidente (y ahora está encarcelado) y Pedro Castillo, un líder sindical local, quien fue el ganador de sorpresa en la primera ronda en su primer ejercicio electoral.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro es otra figura que emergió de un candidatura independiente, si bien cooptó un partido menor para lanzar su candidatura, y de cierta forma, Donald Trump también fue un candidato quien cooptó un partido para lanzar su candidatura presidencial, si bien en su caso fue uno de los dos partidos más grandes de los Estados Unidos (aunque lo hizo contra los deseos de muchos líderes de ese partido en el momento).

En cierta forma, Andrés Manuel López Obrador también encaja en esta lista, ya que creó su propio partido y logró ganarles a los otros partidos tradicionales del país. Así también Emmanuel Macron en Francia, quien rompió con los Socialistas y creó su Movimiento en Marcha como un partido de centro para atraer apoyo de la izquierda y la derecha del espectro político francés.

Algo está animando a los públicos en muchos países al mismo tiempo a buscar opciones fuera del sistema tradicional de partidos y los actores políticos de siempre. Sin duda, la globalización y los ajustes que vienen con ella son parte de este fenómeno, así como el surgimiento de los medios sociales que permiten generar espacios informativos y de apoyo novedosos fuera de las redes políticas tradicionales.

Desde luego, no todos esas experiencias son tan similares como parecen. Los candidatos independientes en Chile parecen serlo de veras en la gran mayoría de casos. Mientras tanto, Bolsonaro, Macron, Bukele y López Obrador eran políticos curtidos, quienes se lanzaron por su cuenta al margen de los partidos tradicionales, pero con amplia experiencia en el juego político. Y si bien Castillo en Perú y Trump en Estados Unidos eran nuevos actores en la política, eran conocidos en otros campos (el sindicalismo en el caso de Castillo y los negocios y el entretenimiento en el caso de Trump), y además se lanzaron con el apoyo de grupos políticos tradicionales detrás de ellos.

No todos los que parecen ser independientes lo son, pero no hay duda de que los ciudadanos de nuestros países están buscando candidatos que ellos conciben como independientes y fuera del marco del juego político usual. Habrá que ver si este patrón sigue al futuro o si se establecen nuevos sistemas de partidos que incorporan a estos actores. En México, por ejemplo, Morena tiene su primer desafío como partido (un poco) independiente de su creador en las elecciones intermedias en junio, aunque la prueba real quizás sea en 2024 cuando habrá un candidato presidencial de ese partido que no sea su progenitor.

Estamos ya en tierra incógnita de las ciencias políticas y de la acción política y habrá que ver a dónde nos lleva.

Presidente del Instituto de Políticas Migratorias.
Twitter: @seleeandrew

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