La historia del cambio en México es una historia de transformaciones en la sociedad que generan consecuencias en la forma de gobierno, los procesos electorales y las decisiones en política pública. Esto fue la experiencia de la reforma liberal del siglo XIX, de la Revolución Mexicana a principios del siglo XX y de la transformación democrática a finales del mismo siglo e inicios del siglo actual. De estos cambios surgieron grandes líderes, desde Benito Juárez a Francisco Madero y Lázaro Cárdenas, pero los cambios que les abrieron camino fueron producto de movimientos de ciudadanos comunes y corrientes que se rebelaron contra el orden existente. Los cambios han venido desde abajo, y a veces ha habido líderes capaces de entender y ponerse al frente de estos cambios.
A finales de los 90 y principios del milenio se dio la transición más reciente de un sistema político basado en un solo partido a una competencia entre partidos en un esquema plural y democrático. Esa transición también se dio por la presión social, desde las organizaciones cívicas, que demandaron mayor transparencia en el gobierno; desde los periodistas, que empezaron a publicar con mayor autonomía, y desde las universidades, que incubaron generaciones de líderes con pensamiento crítico.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue en su momento un actor importante en este proceso de cambio, como líder social y luego como dirigente de un partido de oposición que se nutrió en los movimientos cívicos, estudiantiles y de base que sacudieron el viejo sistema y condujeron a un sistema democrático con competencia real entre partidos. Las demandas ciudadanas en este periodo de apertura también conllevaron a un giro importante en el gasto público hacia mayor transparencia e inversión en educación y salud, si bien las políticas públicas nunca llegaron a cumplir con las expectativas de los mexicanos, ni se logró erradicar la corrupción. Sin embargo, hubo importantes avances hacia un sistema mucho más democrático y un sector público más preocupado por las necesidades de la sociedad, gracias precisamente a la presión social que se ejerció, una presión que al final terminó llevando a López Obrador a la presidencia en 2018.
Hoy en día hay algo que sorprende de un gobierno que llegó al poder precisamente por la presión de una sociedad despierta y pujante, de una prensa cada vez más libre y de centros educativos cada vez más críticos, es que ahora desconfía de estos mismos actores sociales y los critica constantemente en sus intervenciones. A final de cuentas, los cambios en México no vienen, en su mayoría, desde arriba, sino por los esfuerzos desde abajo. Y los movimientos sociales, las organizaciones cívicas, las universidades y los medios de comunicación seguirán jugando un papel clave en el futuro mexicano y los cambios por venir.
Presidente del Instituto de Políticas Migratorias.
@SeleeAndrew