Todo parece indicar que la Cámara de Representantes de los Estados Unidos está por iniciar una serie de audiencias públicas con respecto al impeachment, el juicio congressional del presidente Donald Trump. Es un momento de drama intenso en la capital del país, pero el resultado final de este ejercicio queda mucho menos claro.

A Trump lo acusan de suspender ayuda militar a Ucrania hasta que el gobierno ucraniano acepte investigar al hijo del exvicepresidente Joe Biden, su contrincante demócrata más probable en las elecciones generales.

Desde luego, hay evidencias de que Trump sí quiso presionar al gobierno ucraniano para investigar al hijo de Biden, aún si queda en debate si realmente hubo una amenaza implícita o explicita sobre la ayuda de por medio.

Como sea, es un tema que no se ve bien, ya que queda claro que el presidente de los Estados Unidos estaba usando su influencia internacional para saldar una deuda política interna. Es, por lo menos, un asunto incómodo para Trump.

Y es muy probable que la Cámara de Representantes, que está en manos de los demócratas, votará a favor del impeachment, una vez que terminen las audiencias públicas que se tienen que dar como siguiente paso.

Lo que es mucho menos claro es si el Senado del país, que está en manos de los republicanos, votarán a favor de remover a Trump de la presidencia, ya que le toca al Senado la decisión final sobre este asunto. De hecho, parece mucho menos que probable.

Es indudable que las acciones del presidente son poco normales y algo preocupantes, hasta para sus simpatizantes más fervientes, pero de ahí a que decidan removerlo como mandatario nacional hay mucho trecho. No hay un estándar específico para decidir la remoción de un presidente —al final, es una decisión política, no judicial— y republicanos y demócratas ven este asunto, por lo menos hasta ahora, con muy diferentes ojos.

Para los demócratas, sus acciones constituyen una traición a la patria; para los republicanos, es simplemente parte del estilo poco ortodoxo de Trump, quien prometió no ser un político típico como presidente. Será un exceso, quizás, más no un motivo de remoción. En esto, cada bando ve lo que quiere ver, y este asunto ha servido para ahondar las posiciones polarizadas que ya existían entre partidarios de un partido y del otro.

Por supuesto que puede salir más información que exculpa a Trump a tal grado que al final no procede el impeachment en la Cámara o, por lo contrario, puede salir más información que lo inculpa más, para que algunos senadores republicanos decidan apoyar su remoción. A Trump no le faltan enemigos en su propio partido quienes dudan de su probidad y capacidad, aunque también cuenta con muchos aliados.

Pero lo más probable es que este proceso sirva para fortalecer más las divisiones partidistas que ya existen entre demócratas y republicanos, y se vuelve un campo de batalla más en el camino hacia las elecciones de noviembre de 2020.


Presidente del Instituto de Políticas Migratorias

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