Recién se anunció que el Presidente Andrés Manuel López Obrador va a viajar a Nueva York para presidir el Consejo de Seguridad del Naciones Unidas en el momento que México asume el liderazgo de ese cuerpo colegiado de Estados nacionales. Es un paso positivo para una mayor inserción de México en el mundo.
Siempre se puede cuestionar si la política exterior es tan importante como la política doméstica. A fin de cuentas, los resultados de la políticas exterior nunca son tan tangibles como los efectos de las política financiera, social, educativa, o de salud o infraestructura. No se puede comer una buena relación internacional ni la apreciación que ciudadanos de otras naciones tienen para el país. Es un ejercicio más abstracto y menos tangible.
Sin embargo, los países derivan beneficios a largo plazo de posicionarse bien en el plano internacional. Algunos de estos beneficios son medibles, en mayor o menor grado, como el comercio, la inversión y el turismo, que mejoran con un buen posicionamiento global de acuerdo a las posibilidades reales. Para México, que depende mucho de estos tres elementos para su economía, tener a México presente en el ojo del mundo no es un lujo sino central al bienestar de la población.
Pero hay otros impactos de la política exterior que son menos medibles, pero no menos importantes. Por ejemplo, Canadá, que es un país mucho más chico que México en términos de población, se ha beneficiado bastante de su proyección internacional como un país que contribuye a la paz y ayuda a resolver conflictos. Esta proyección internacional ayuda mucho a construir elementos de identidad canadiense, que se basan en esta percepción externa pero que también generan unidad interna y un sentido de pertenencia común y compartida. Y el gobierno canadiense usa su rol en diferentes crisis y situaciones humanitarias alrededor del mundo para negociar con el gobierno de Estados Unidos, de una forma suave pero efectiva. En las cumbres entre presidentes de ambos países, la mitad de la agenda es de temas bilaterales, pero la otra mitad de temas globales en que Canadá y Estados Unidos son socios, lo cual aumenta la importancia de Canadá en los ojos del vecino.
El gobierno mexicano, bajo partidos de distintos signos, siempre ha sido renuente a meterse mucho en temas internacionales más allá de la región inmediata, y esta administración no ha sido la excepción. Pero asumir el liderazgo del Consejo de Seguridad es un momento clave para proyectar interés e influencia en una agenda mucho más amplia de temas internacionales, si bien la acción del gobierno mexicano probablemente sea más enfocado en este hemisferio de acuerdo a sus capacidades reales. México ya está jugando un papel importante en el conflicto en Venezuela y en la migración regional, entre otros temas, así como en temas de clima y medioambiente.
No me queda claro si la visita del presidente López Obrador representa un nuevo momento en la historia del país, en que el gobierno quiere jugar un papel mas activo en la política exterior, o si es simplemente un hecho aislado. Ojalá este momento sea aprovechado para un posicionamiento más consistente del país en el mundo, tanto por los beneficios tangibles que éste puede generar como por los beneficios menos tangibles que puede contribuir.
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