Desde 1990, cuando México, Estados Unidos y Canadá empezaron a negociar un tratado de libre comercio, la idea de cooperación entre los tres países ha estado vigente. Y hasta 2016, había cumbres regulares entre los mandatarios de los tres países para tratar no sólo la agenda económica, pero también agendas más amplias en distintos temas comunes.
Durante los últimos cuatro años, durante la presidencia de Donald Trump, se perdió este esfuerzo, con la excepción notable de la negociación de un nuevo tratado comercial (el T-MEC). Pero esto se hizo en un nivel más operativo, sin una visión mayor de integración aparte de salvar la unión económica que ya existía.
Con la asunción de Joe Biden como presidente estadounidense, en enero, vendrá un nuevo impulso al internacionalismo en el país vecino, y casi seguramente este incluye un nuevo intento de relanzar una agenda trilateral en América del Norte. No dudo que una de las primeras propuestas del nuevo presidente a sus homólogos de los dos países vecinos sea una cumbre (quizás virtual) de los tres para analizar el futuro de la región compartida.
¿Qué podría ser una agenda para esta región hacia el futuro? Creo que hay tres temas que podrían servir como posible agenda.
El primero es la salud en medio de la pandemia. ¿Cuáles son los protocolos de reapertura de fronteras y movilidad? ¿Cómo hacer que llegan las vacunas lo más rápido posible a todas las personas en la región trilateral? ¿Cómo empezar a planear para la próxima pandemia, que seguramente vendrá en unos años? De hecho, los esfuerzos trilaterales estuvieron en su máxima importancia durante la última pandemia, H1N1, en que los gobiernos sí actuaron juntos para hacer frente al virus. (Cuenta Barack Obama en su libro reciente que el primer acto de su nueva secretaria de salud fue de participar en una reunión trilateral con sus contrapartes de México y Canadá.)
El segundo tema podría ser la reactivación de las economías en los tres países y cómo generar economías de oportunidad hacia adelante. Esto no es sólo tema de integración, sino también de equidad, algo que ha sido central para el presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Cómo reabrir economías de forma coordinada entre los tres países? ¿Cómo tomar ventaja de la necesidad de tener cadenas de producción más físicamente próximas y así traer nuevas industrias a los tres países? Y también ¿qué hacer para que las inversiones beneficien a las mayorías que más lo necesitan y estén en las zonas de los países donde se requiere desarrollo?
Y el tercer tema podría ser relacionado con la movilidad humana y la migración. ¿Qué inversiones se pueden hacer en Centroamérica y el sur de México para crear oportunidades a largo plazo? ¿Cómo diseñar políticas de empleo temporal que permitan que centroamericanos vengan a la región a trabajar por periodos cortos en vez de migrar de forma indocumentada? ¿Qué tipos de protección humanitaria pueden establecerse para los que huyen de la violencia? ¿Cómo profesionalizar el control fronterizo para que sea más acorde a los valores de los tres países? Si bien mucha de esta agenda en lo operativo tendrá que darse entre agencias de México y EU, hay grandes ventajas de sumar a los canadienses al diseño de estas estrategias, ya que su gobierno tiene gran conocimiento y experiencia en estos temas.
Es cierto que en el día a día, las relaciones serán más bilaterales que trilaterales, y así ha sido siempre. Pero crear el marco conceptual del futuro de la región entre los tres países ofrece oportunidades importantes para generar un horizonte común y algunas metas concretas que se pueden ir construyendo poco a poco en cada país.
@SeleeAndrew