Sabemos que uno de los temas centrales en nuestra relación bilateral con nuestro vecino del norte ha sido, es y será la migración.
Actualmente con el fin del Título 42 se han suscitado una serie de dudas y manifestaciones a favor y en contra de las políticas migratorias implementadas tanto en México como en Estados Unidos. Si bien, el fenómeno migratorio no es nuevo ni para EUA ni para México, sí lo es el cambio de la composición de las caravanas migrantes que tradicionalmente eran compuestas por personas del Triángulo Norte (El Salvador, Guatemala, y Honduras).
En América del Sur se ha agudizado la crisis migratoria que tiene como factor principal el contexto venezolano, el cual expulsa a una gran cantidad de personas, al punto de ser el segundo éxodo más importante a nivel internacional después de Siria.
En las dos últimas semanas se suscitó una grave crisis en la frontera norte de Chile con Perú. Luego de que en Chile ocurrieran varios eventos criminales que vinculaban a extranjeros ilegales en el país, se reforzaron las medidas para su localización y expulsión. Centenares de migrantes provenientes de Colombia, Ecuador y principalmente de Venezuela, decidieron abandonar el país sin imaginarse que no podrían realizar el cruce por Perú, ya que el gobierno envió a sus fuerzas armadas a la frontera impidiendo el paso a los migrantes. Por su cuenta, Chile también implementó el despliegue de sus fuerzas armadas en días previos, tras la aprobación de la Ley de Infraestructura Crítica que aprobaba dicha utilización en la frontera. A pesar de que los migrantes manifestaban la intención de regresar a sus países de origen, es muy baja la posibilidad de que esto ocurra o al menos de forma definitiva, pues las condiciones que los expulsaron se han agravado, por lo cual la intención de fondo de esas personas es o será llegar a Estados Unidos, obviamente vía México.
Al finalizar el Título 42 una política de salud utilizada para frenar la migración, regresó el Título 8, una política naturalmente de inmigración que sumada a los nuevos controles de Estados Unidos siguen restringiendo el acceso y dejando a los migrantes en territorio mexicano.
Es en este tenor, que México se ha vuelto el salvavidas de la administración de Biden ¡Vaya ironía¡ La política humanitaria de México de recibir a todos los migrantes logra momentáneamente la dispersión y la distensión de la frontera, pero para los republicanos esto no basta y no sólo algunos, como el Senador Kennedy ha vociferado en contra de México, sino que el gobernador de Florida y aspirante a la candidatura presidencial republicana, Ron de Santis de Florida ha echado andar una política criminalizadora de la migración al poder apresar a quien emplee o transporte a personas en estatus irregular. Así las cosas, con EUA nada es suficiente, incluso aumentar la ya de por sí grave crisis migratoria que deteriora la situación en México.
México no ha podido frenar la migración irregular , más aún se enfrenta a un colapso en las fronteras, en las unidades migratorias y cada vez más, en ciudades que anteriormente estaban aisladas del fenómeno migratorio. Hoy, los migrantes venezolanos encabezan las listas de detenciones irregulares, sumándose a los del Triángulo Norte y sumando a colombianos, haitianos y ecuatorianos que ya no encuentran oportunidades en América del Sur. Esta explosión migratoria ha puesto de manifiesto que no sólo las buenas intenciones son suficientes, y ha revelado la falta de capacitación del personal migratorio, de la Guardia Nacional y de las autoridades mexicanas que no han podido frenar las violaciones a los derechos humanos de estos migrantes y su captación por parte de bandas criminales que los engañan para estafarlos o sumarlos a las filas criminales aprovechando la vulnerabilidad a la que su situación y el mismo sistema mexicano los expone.
Es momento de dejar a un lado afinidades ideológicas y que México use el liderazgo que tomó en Latinoamérica durante la presidencia de la CELAC y la autoridad en este tema que le otorga la geopolítica, para exigir la responsabilidad del principal país expulsor que mantiene en crisis a la región, Venezuela y la del principal país de destino, EUA, el cual ofrece información confusa sin hacerse cargo del daño incosteable que genera a México.
Hoy México tiene un gran reto y a la vez una gran oportunidad para exigir y liderar una estrategia regional que garantice un reparto equilibrado de responsabilidades y que genere una migración ordenada y segura, a la vez que fortalece sus capacidades internas ¿Seremos capaces de lograrlo o nos mantendremos expectantes como observadores pasivos ante el inminente colapso de nuestras fronteras?