México es un país con una sólida historia diplomática. Recientemente, los nombramientos políticos de embajadores hechos por el ejecutivo, han generado gran polémica en el interior del país y han puesto en dilemas diplomáticos a los países receptores.

Es importante señalar que México cuenta con el Servicio Exterior Mexicano (SEM), un servicio profesional de carrera, en el cual los diplomáticos se forman y se actualizan durante toda su trayectoria con la finalidad de representar a nuestro país (no a su gobernante) y a sus intereses frente a otros estados. Lo anterior, no aplica de igual manera para todos los países, por ejemplo, en Estados Unidos los nombramientos de embajadores se hacen normalmente de entre los círculos de apoyo de los presidentes, principalmente durante las campañas electorales y no existe un servicio profesional de carrera. Tanto en México como en EUA, estos nombramientos que realiza el presidente son ratificados por el senado.

La trayectoria para llegar a ser embajador es de varios años y se les somete a varios exámenes de ascenso, lo cual les asegura la experiencia para poder desarrollarse de manera neutral respecto a los gobiernos en turno. Para algunos gobernantes la neutralidad de los embajadores y su lealtad hacia México, pareciera no ser de utilidad y, por lo tanto, optan por la vía de los nombramientos políticos. En realidad, estos nombramientos se deberían realizar cuando la trayectoria de la persona la hace idónea para la relación bilateral y no hay nadie en el SEM que la supere para dicha misión.

En las últimas semanas, hemos visto varios nombres en las designaciones de embajadores que han resultado polémicos. En primer lugar, el del Dr. Pedro Salmerón, a quien el presidente López Obrador buscaba asignar a nuestra sede diplomática en Panamá. Al momento de dar a conocer su nombre, las redes sociales revivieron los escándalos de acoso en los que el historiador estuvo involucrado en el 2019, de hecho, una de las universidades en las que trabajó reconoció que existía evidencia de estas conductas del Dr. Salmerón. La relación con Panamá pasó por momentos de tensión y se vio afectada. La canciller Erika Mouynes, se manifestó en contra de la nominación y fue criticada por el presidente López Obrador. Tras declinar la designación Pedro Salmerón, se nominó a la senadora con licencia Jesusa Rodríguez, la cual recibió varias críticas de organizaciones panameñas que señalaban que México les envía “lo que les estorba”.

En segundo lugar, está el caso de Quirino Ordaz designado como embajador en España. El nombramiento político del exgobernador de Sinaloa, ha resultado para muchos, incluso para su propio partido (EL PRI), una especie de “premio” por alinearse legislativamente a Morena. Por otro lado, España tardó cuatro meses en otorgar el beneplácito a Ordaz, demostrando que la relación no se encontraba en su mejor momento, esto tras una serie de críticas a empresas españolas en México por parte del ejecutivo. La respuesta del presidente mexicano, encendió aún más la hoguera de la polémica, pues mencionó su deseo de poner “pausa” a la relación bilateral con nuestro segundo socio inversionista, quien además ha sido un facilitador de las negociaciones con la Unión Europea.

Estos dos momentos han sido críticos en el ámbito interno y han puesto en tensión nuestras relaciones diplomáticas con dos países cercanos y, en el caso español, de gran importancia económica. Es importante analizar si es que a alguien le conviene la polémica diplomática, si no valdría la pena echar mano de los miembros del SEM y, si la respuesta es negativa, entonces como cantaba Juan Gabriel: Pero ¿qué necesidad? ¿para qué tanto problema?

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