Como ocurre cada doce años, México y Estados Unidos se encaminan a elecciones presidenciales simultáneas en el 2024. Solo por recordar, en 2012 en México ganó Enrique Peña Nieto y en EU fue reelecto Barack Obama; en 2000 ganó Vicente Fox en México y George W. Bush en EU; en 1988 ganó Carlos Salinas de Gortari en México y George Bush padre en Estados Unidos.
A diferencia de todas esas elecciones, la coincidencia entre ambos procesos se da en medio de un ambiente de mucha polarización y con amenazas a la democracia en los dos países.
En México tenemos al presidente Andrés Manuel López Obrador eligiendo ampliar su red de enemigos a diario. El dicho de “no hay enemigo pequeño” parece importarle poco a un López Obrador que ha decidido confrontarse con clases medias, partidos de oposición, medios de comunicación, sociedad civil, Poder Judicial, gobiernos e inversionistas extranjeros, y un largo etcétera.
En Estados Unidos ya anunció Biden su intención de reelegirse y muy probablemente será el candidato del Partido Demócrata, a pesar de que menos de la mitad de sus partidarios piensan que debe buscar otros cuatro años dada su edad. A los 80 años, Biden es ya el presidente más viejo en la historia de su país.
Del lado republicano, Donald Trump se ha fortalecido rumbo al 2024 por dos razones. La primera es que quien podría ser su contrincante más competitivo, el gobernador de Florida Ron De Santis, decidió pelearse con la marca que prácticamente todo estadounidense ama: Disney. Esto le está restando puntos y popularidad frente a un Trump que, a pesar de haber perdido la más reciente demanda por acoso sexual que concluyó con una multa de 5 millones de dólares que debe pagar a la víctima, el expresidente fue invitado por la cadena CNN un día después a un “town hall” televisado en el que el público era prácticamente todo pro-Trump.
Así, el magnate pudo mofarse de Nancy Pelosi, la expresidenta de la Cámara de Representantes, y decir que fue ella la culpable del asalto al Capitolio en enero 6 del 2021, ante las risas y aplausos de los presentes. Este fue solo uno de sus desplantes de cinismo que la moderadora, Kaitlin Collins, intentó frenar y obligar a que el expresidente se apegara a la verdad.
¿Por qué le pareció una buena idea a CNN organizarle esa plataforma a Trump? Solo la desesperación por ganar rating lo puede explicar. Lo cierto es que la cadena colaboró para fortalecer a un político que claramente aborrece los límites de la democracia y que pretende regresar a La Casa Blanca a probarlos de nuevo.
Frente a este panorama tan inestable y crispado, tendrá que transitar la relación bilateral México-Estados Unidos en medio de los crecientes retos en materia de seguridad, migración y comercio. Aquí lo principal a recordar es que el eslabón más débil de la cadena es México. Dependemos de la economía de EU para que sigan fluyendo las remesas y las inversiones que atrae el nearshoring. Son esos los dos motores principales que han mantenido a México a flote a pesar de las pésimas decisiones de política pública que ha tomado el presidente López Obrador.
¿Cuál de las famosas ‘corcholatas’ o de los que han levantado la mano en la oposición está pensando y preparando estrategias hacia estas elecciones simultáneas? El 2024 parece lejano, pero está a la vuelta de la esquina.