La mejor oportunidad para reducir la desigualdad es mejorar la educación, en especial asegurar que los alumnos sepan matemáticas. La evidencia demuestra que los alumnos que conocen los básicos de las matemáticas se encaminan al éxito, sin importar qué carrera universitaria escojan más adelante.
Esto es un pequeño párrafo del más reciente ensayo que publicó Bill Gates para explicar la transcendencia de la Inteligencia Artificial. ¿Qué pensaría el creador de Microsoft del plan de estudios que comenzará a aplicarse en las escuelas mexicanas a partir del nuevo ciclo escolar 2023-2024 en el que ya no existe la materia de matemáticas? Seguramente no entendería por qué un gobierno que dice querer acabar con los privilegios y las desigualdades económicas, quiere implementar un catastrófico plan de estudios.
La Escuela Es Nuestra (LEEN) es la respuesta del actual gobierno cuando revirtió la Reforma Educativa del 2013. Como en otras áreas de gobierno, aquí se quiere aplicar un adiós a todo lo pasado; bienvenida una nueva educación. A fines del año 2022 se publicó el Nuevo Plan de Estudios que, sin sustento ni directrices claras, busca que los maestros enseñen sin las materias tradicionales (matemáticas; ciencias sociales; biología, etc) y mejor se basen en los contextos sociales y culturales de cada comunidad. Los nuevos campos de conocimiento serán Lenguajes, Saberes y Pensamiento Científico, Ética, Naturaleza y Sociedad, y De lo Humano y lo Comunitario.
Estos cambios se quieren aplicar después de que las escuelas estuvieron cerradas 53 semanas por la pandemia. De acuerdo con el Banco Mundial, este cierre derivó en un rezago educativo equivalente a dos años escolares. Si antes de la pandemia no era óptimo hacer estos cambios, ahora es sin duda un muy mal momento para pretender sacudir el sistema educativo de forma tan drástica.
Pero dejando de lado que el momento de querer aplicar el nuevo plan no es bueno, el cambio en sí es catastrófico. No tiene un plan accionable ni un rumbo claro. Tan es así que La Escuela Es Nuestra se iba a probar en 960 escuelas en octubre del año pasado pero, debido a la falta de claridad sobre el programa y de capacitación a los maestros, la organización Educación con Rumbo ganó un amparo y con ello fue detenido este plan piloto.
Aun así, la SEP afirma que el nuevo plan de estudios se aplicará de forma generalizada el próximo ciclo escolar 2023-2024.
Pude ver algunos de los libros de texto para primero de primaria y lo que salta apenas abrirlos es la cantidad de texto. Para un alumno que apenas está aprendiendo a leer y a escribir, ¿le será de utilidad un libro así? Es una de las primeras preguntas que le hice a Carlos Mancera, exsubsecretario de la SEP, para mi podcast Broojula.
Su respuesta fue un rotundo NO. Las palabras en los libros no son las adecuadas y los ejercicios son demasiado complejos para un alumno de 1º de primaria. Y fue más lejos. Carlos Mancera me explicó que el nuevo plan de estudios, además de promover un enfoque comunitario sobre el individuo, tiene una fuerte carga ideológica.
El enfoque comunitario del nuevo plan de estudios comete el error de creer que el mundo empieza y termina en la comunidad. No es que no se crea en la importancia de la comunidad, pero también es cierto que las comunidades no esperan que la escuela reproduzca su realidad, sino que contribuya a transformarla acercando al alumno al conocimiento y dotándolo de las herramientas que hagan posible su superación.
Los resultados de las nuevas prácticas educativas que comenzarán a aplicarse con el Nuevo Plan de Estudios 2023-2024 ahondarán de manera inadmisible la brecha entre la educación pública y la educación que imparten las escuelas privadas. El Presidente que tanto divide a los buenos, los pobres, y los malos, los fifís, ahora está llevando esta visión del mundo a las escuelas públicas mexicanas para que la absorban desde chicos los niños.