Frente a una sociedad harta del miedo que paraliza, somete y divide, la política mexicana necesita apostar por la reconciliación: acercar los extremos, conformar equipos donde el mérito y la capacidad cuenten e integrar planes de gobierno y agendas legislativas comunes. Las alianzas electorales deben evolucionar hacia Gobiernos de Coalición e incluir a los ciudadanos.
Los enemigos están a la vista: el atraso y el autoritarismo, personificados en la historia que recién me contó un amigo de Valle de Chalco: la de una anciana a la que encontró llorando en una iglesia al día siguiente de la consulta para la “revocación” de mandato, porque no fue a votar y le dijeron que le quitarían su pensión de adulta mayor; “¿de qué voy a vivir si es mi único ingreso?”, se lamentaba.
Mi amigo le explicó pacientemente que nadie podía arrebatarle lo que es un derecho que se paga de nuestros impuestos y solo la tranquilizó cuando le dio sus datos para defenderla si la amenaza se cumplía. Un delito electoral y un atentado contra la dignidad de las personas, que hoy se multiplica con absoluta impunidad.
El otro enemigo a vencer es la apatía. ¿Dónde están las y los ciudadanos que no acudieron a las urnas y que con su indiferencia lograron que este año en Oaxaca el abstencionismo llegara a 62% y que, en promedio, fuera de casi 54% en las entidades que renovaron gubernaturas este 2022? Su ausencia dio paso al clientelismo y al chantaje electoral.
Pero la responsabilidad debemos asumirla primero, quienes nos dedicamos a la política. La solución está al alcance: la Constitución Política de México y la del Estado de México, ya prevén los Gobiernos de Coalición y hace falta reglamentarla para dar certeza a los partidos coaligados, pero sobre todo a la población.
Una legislación reglamentaria donde se establezcan normas y compromisos recíprocos, se especifiquen las causas de disolución, los nombramientos en el gabinete y se pueda definir los contenidos del programa de gobierno y la agenda legislativa de conjunto.
Las elecciones de 2023 son la gran oportunidad para lograrlo: reconciliar para que nadie se quede atrás, para quitar la reversa que nos pretenden imponer y acelerar hacia el progreso; para responder, unidos por nuestras coincidencias, a los retos de una sociedad diversa y plural.
Nuestro país necesita inclusión: avanzar y crear un mejor futuro solo es posible si se gobierna para todas y todos; reconciliando a la sociedad, uniendo a los diversos y fortaleciendo nuestra democracia con reglas claras.
Por eso, hoy más que nunca es necesaria la creación de una garantía de inclusión, que sin reglamentación excesiva, siente las bases de un equilibrio político y asegure la gobernabilidad democrática.
Urge ir más allá de las coaliciones partidistas y apostar por una gran coalición ciudadana, que escuche a la sociedad, a partir de su inclusión en la toma de decisiones.
Regresar al pasado no va a solucionar los problemas de hoy. El atraso se resuelve mirando al futuro, ampliando el horizonte para el desarrollo, aprovechando y potenciando el bono demográfico que tenemos, el talento y la capacidad de la juventud: está bien darles apoyos en el presente, pero enfoquémonos también en construir las condiciones para que su porvenir sea mejor.
Yo me pregunto, ¿por qué no podríamos aspirar a más, por qué tendríamos que conformarnos a que nuestro potencial no llegue a su máximo, por qué tendríamos que quedarnos atrás?, yo soy de las que piensa que siempre debemos atrevernos a mejorar.
Como decía Nelson Mandela: “todo parece imposible hasta que se hace”, y yo creo que nosotros somos capaces de construir un futuro mejor, que sí es posible, que tenemos la capacidad y talento para lograrlo, que sí podemos hacer que el primer Gobierno de Coalición, suceda.
Diputada federal reelecta por el Dtto. 27 del EdoMéx.
@AnaLiliaHerrera
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