Ser mujer, periodista o menor de edad en México, es un peligro. Los primeros hoy son acosados porque levantan la voz, se rebelan y critican el autoritarismo; en tanto que la niñez y la adolescencia están a su suerte porque no pueden alzar la voz para quejarse del abandono y la indolencia, que raya en la crueldad de quienes están obligados moral y legalmente a protegerlos.
En tiempos donde el mejor funcionario es el que más adula a su jefe, se extraña el humanismo y la capacidad de estadistas como Jesús Kumate , quien soñaba con ser recordado como un médico de niños, pero que trascendió en la historia porque respaldó su anhelo con hechos y ciencia, al crear el Programa de Vacunación Universal y luego la Semana Nacional de Vacunación , con el propósito de “alcanzar la equidad inmunológica”.
Las brigadas de vacunación casa por casa ya desaparecieron: no hay vacunas de Covid para la niñez, y peor aún: cifras del Tercer Informe de Gobierno , reconocen que uno de cada cuatro niños y niñas en México se quedaron sin el esquema básico de vacunación que los protegería de enfermedades como tuberculosis, hepatitis B, tosferina, poliomielitis, rotavirus, sarampión y rubeola.
¿Cómo explicarán a sus hijos los integrantes de la mayoría oficialista en San Lázaro que les ganó la sumisión y que por eso eliminaron fideicomisos para salud que garantizaban tratamientos para niños y niñas con cáncer y para otro tipo de padecimientos incosteables para la gran mayoría de las familias que podrían atenderse mediante el Seguro Popular que también eliminaron?
¿Cuál será su justificación para eliminar de un plumazo comedores comunitarios, estancias infantiles o escuelas de tiempo completo? ¿De dónde obtienen valor algunos para decir que la “Escuela en Casa” fue un éxito y peor aún: para afirmar que vamos “requetebién” en un regreso a clases marcado por cifras históricas de deserción escolar y con planteles escolares vandalizados y deteriorados por la falta de mantenimiento donde los menores carecen de lo más básico, como agua, luz y sanitarios?
Pero el futuro de nuestras niñas, niños y adolescentes, no solo es acechado por la obediencia y la indolencia de quienes solo piensan en la próxima elección y deseñan a la siguiente generación. El crimen organizado tiene en nuestros menores a sus mejores víctimas y los utiliza como victimarios: ocupamos el primer vergonzoso lugar en consumo y distribución de contenidos de pornografía infantil entre los países de la OCDE y cifras oficiales revelan que en 2020 se registraron 24 mil 808 casos de víctimas de delitos como corrupción de menores, lesiones, extorsión, rapto y trata de personas, con una edad de entre 0 a 17 años, y en 2019 hubo 28 mil 147 casos, considerándose el año con más delitos registrados en contra de este sector de la población.
Por todo ello, propuse en la Cámara de Diputados la creación de la Alerta de Violencia y Desaparición contra Niñas, Niños y Adolescentes, como un mecanismo que permita a las autoridades federales, estatales y municipales generar acciones claras y contundentes cuando en un determinado territorio exista un incremento de hechos o delitos que involucren violaciones a los derechos de las niñas, niños y adolescentes o cuando existan omisiones documentadas y reiteradas por parte de las autoridades en el cumplimiento de sus obligaciones en materia de prevención, atención, sanción y acceso a la justicia.
Decía Jesús Kumate que la niñez y la adolescencia deben ser “tiempos de cuidados y acciones para promover el óptimo aprovechamiento de sus facultades, mediante la alimentación apropiada a su edad, la prevención de enfermedades y accidentes, la educación durante un mínimo de nueve a diez años, la detección oportuna de enfermedades y en su caso el tratamiento y la rehabilitación, así como las interacciones intrafamiliares, escolares y sociales determinantes de su personalidad”.
De ese ideal México se aleja a pasos acelerados en busca de una ambición estrictamente electoral que hoy extiende la mortalidad infantil más allá del año de edad: alcanzar la edad suficiente para levantar la voz, defenderse y sobrevivir, será inútil si nos convertimos, como algunos pretenden, en un país donde la más grande y única aspiración, sea recibir un apoyo del gobierno, porque el momento de invertir en salud y educación, estará perdido.
@AnaLiliaHerrera.