Firme, genuina y poderosa, a Olimpia ya no le interesa que su cara y su cuerpo se viralicen en internet; le importa difundir su historia para salvar la vida de más de nueve millones de mujeres, de 87.2 por ciento de víctimas que no tienen un micrófono para gritar: ¡ya basta de la violencia digital!

Pero Olimpia ha logrado mucho más que contar su historia: a la fecha, 14 congresos locales en el país han aprobado reformas legales en la materia y esta semana en la Cámara de Diputados, modificamos la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAVLV), para agregar la violencia digital como un tipo de agresión contra las mujeres y un delito.

Esta joven poblana pudo morir suicidándose y, de hecho, lo intentó en tres ocasiones, sintiendo como cada like que usuarios de redes sociales daban al video sexual que grabó a los 18 años con quien era su novio desde hacía seis años, se convertía en un golpe, en una agresión: cada imagen íntima compartida sin su consentimiento, relata, fue una forma de violación.

Ayer, a invitación de la consejera electoral Adriana Favela, Olimpia acudió al Instituto Nacional Electoral, para reiterar la importancia de que este delito no quede impune, porque “lo virtual es real” y mientras alguien “consume” lo que considera pornografía, ignora que “seis de cada diez de esas mujeres son menores de edad y ocho de cada diez, somos mujeres que no dimos nuestro consentimiento para que se difundiera material íntimo”.

La Ley Olimpia servirá para que, nunca más, el Estado les diga a las víctimas que fue su culpa, para que se visibilice el fenómeno y se castigue, pero el activismo de su autora, aspira a que también humanicemos la actividad en internet, que se hable de educación digital en las escuelas y que esta tecnología se convierta en una herramienta de defensa.

Y es que el sexting no solo implica la pérdida de la privacidad o las burlas y agresiones y sus consecuentes efectos en las víctimas, sino que muchas veces deriva en situaciones de acoso, acusaciones falsas o extorsiones.

De aprobarse en el Senado, la LGAVLV incluirá la Violencia Digital definida como “los actos de acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, vulneración de datos e información privada, divulgación de información apócrifa, mensajes de odio, difusión de contenido sexual sin consentimiento, textos, fotografías, videos y/o datos personales u otras impresiones gráficas o sonoras, verdaderas o alteradas, o cualquier otra acción que sea cometida a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, plataformas de internet, redes sociales, correo electrónico, aplicaciones, o cualquier otro espacio digital y atente contra la integridad, la dignidad, la intimidad, la libertad, la vida privada o vulnere algún derecho humano de las mujeres”.

Olimpia tuvo la fortuna de contar con el respaldo de su madre, quien le hizo ver que ella no era culpable, sino víctima. Transformó la impotencia, la vergüenza y el enojo, en el coraje necesario para interponer una denuncia y, tras sobreponerse a la frustración de escuchar que no había delito que perseguir, puede sentirse orgullosa de que las reformas legales propuestas, avanzan con éxito.

En el ámbito legal, aún se requiere tipificar el ciberacoso, así como la circulación de videos o imágenes con implicaciones sexuales, pues se encontraba ya en el Código Penal Federal solo para protección de menores de edad, identificada como pornografía infantil.

La violencia digital existe y daña; la culpa es de quien difunde sin consentimiento.

El uso de la tecnología que cada día está al alcance de millones de personas, debe ser regulado porque las consecuencias de las agresiones por este medio, pueden ser fatales. Gracias a Olimpia por su vida y su valentía para que no haya más impunidad.


Diputada federal mexiquense.
@AnaLiliaHerrera

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