Durante meses escuchamos las suspicacias sobre la vacuna rusa Sputnik V, contra el Covid-19 Sars-Cov-2. Consistentemente, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, mostró sus reservas. Aquí le comenté el sábado 12 de septiembre que dijo “de eso no tenemos información directa”. Más aún, deslindó al gobierno de México de un supuesto trato que habría en ese momento con los rusos para adquirir 32 millones de vacunas, argumentando que en todo caso sería un acuerdo preliminar con la empresa privada mexicana Landsteiner Scientific. No se supo más.
A fines del año pasado comenzó a llegar la vacuna desarrollada por el Laboratorio Pfizer. Hubo celebración gubernamental y esperanza de la población. Poco duró el optimismo pues nos dijeron que los demás envíos a México se retrasarían. La empresa dijo que debía cerrar temporalmente para adecuar su fábrica a la creciente demanda mundial de su vacuna y el presidente López Obrador aseguró que esto formaba parte de una estrategia global para garantizar el suministro a los países más pobres, iniciativa que él mismo había impulsado. Hubo quien aventuró que en realidad esas primeras vacunas habían sido un donativo y no una compra.
Como haya ocurrido, el hecho es que no siguieron llegando las vacunas como nos dijeron que llegarían. Y se asomó el fantasma de la escasez y el desabasto. (Situación, habría que consignar, que no solamente afecta a México sino también al resto del mundo).
Viendo lo que venía, el subsecretario López-Gatell viajó a Argentina a principios del 2021 para evaluar los efectos y las condiciones en que se aplica la vacuna rusa y analizar su compra, pues allá ya se autorizó su aplicación. Tras unos días de estancia en Buenos Aires, regresó a México con la convicción de que se podría aplicar en nuestro país, con una autorización de emergencia de la Cofepris, que él mismo controla.
Para cerrar el trato, faltaba más, el mismísimo Vladimir Putin habló por telefóno con el presidente López Obrador y acordaron en principio 24 millones de dosis.
Camaleónico, el discurso del subsecretario se adecuó a las circunstancias. Las reservas que expresaba dieron paso a certidumbres. Lo que antes causaba desconfianza ahora inspira aliento.
No importa si poco se sigue sabiendo de los resultados de su aplicación masiva, aún en fase experimental.
Se necesitan las vacunas urgentemente. La estrategia anti-Covid del gobierno ha sido ineficiente. Miles han muerto y seguirán muriendo. Millones se han contagiado. Y ya solamente quedan cinco meses para las eleciones intermedias y la falta de resultados podría costarle carísimo al partido gobernante. Morena perdería la mayoría en la Cámara de Diputados y el presidente dejaría de gobernar con la comodidad con que lo ha venido haciendo.
Así que, si no hay de otra, le vuelvo a preguntar: ¿usted se dejará poner la vacuna rusa?
Monitor Republicano
Como si todo esto no fuera suficiente, el Presidente informó el domingo que tiene Covid-19. Era lógico que ocurriera. Es pública su actitud ante las medidas sanitarias preventivas. Oficialmente, “está bien pues ha sido prácticamente asintomático y pronto volverá a sus actividades”. No faltaron los especuleros que dijeron que era un “compló”, que no está enfermo. Como quiera, la señora Beatriz Gutiérrez Müller publicó la foto de una veladora encendida al milagroso Santo Niño de Atocha que, dijo, le hicieron llegar.
Al Presidente de México le deseamos que se recupere pronto y totalmente.