Qué dolorosa pero que cierta descripción. Lo es por los asesinatos de mujeres que ocurren en nuestro país. Porque lo sabemos, porque parece que estamos acostumbrados a ellos y poco hacemos al respecto.
Con una facilidad increíble actualmente desaparecen, vejan, violan, matan, descuartizan o queman a mujeres de todas las edades. ¿Por qué tal saña? ¿Por qué hay gente que se atreve a hacerlo? Pienso que porque saben que quizás no serán castigados, que lo hacen porque temen ser reconocidos por sus víctimas.
Sí, el machismo mata, como también la discriminación, los prejuicios, los estereotipos, la desintegración de las familias, una sociedad que se pudre y la pérdida de valores.
Algunos ejemplos emblemáticos: 2017, Lupita, la niña de 4 años, conocida como “Calcetitas rojas”, a quien su padrastro golpeó en la cabeza, le provocó la muerte y luego la tiró en un baldío, en el Estado de México. Ese mismo año, Lesvy Berlin Rivera Osorio, que apareció ahorcada, presumiblemente por su novio, en una caseta telefónica en la UNAM. En 2020, Ingrid Escamilla, descuartizada a manos de su pareja y sus restos arrojados a una alcantarilla, en la CDMX. La niña Fátima, de 7 años, cuyo secuestro se tiene registrado en video, fue abusada y luego asesinada por un hombre que quería un “regalito”, una niña para hacerla su novia para toda la vida, también en la capital. Su pareja lo consintió porque este monstruo la amenazó con abusar de sus propios hijos. Bianca Alejandrina, “Alexis”, en Cancún, Quintana Roo, cuyo cuerpo fue violentado y descuartizado, tirado a la calle en bolsas de plástico, y Sofía Alejandra, de 12 años, abusada y asesinada en Fresnillo, Zacatecas, lo que ocasionó una revuelta y terminaron quemando el Palacio Municipal.
Cada año en México son asesinadas 3,800 mujeres, niñas y adolescentes.
Esta semana se dieron a conocer cifras desgarradoras: 6 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia, 8 de cada 10 sienten temor de ser agredidas física o verbalmente, al caminar en la calle. Cada día, 32 niñas de entre 10 y 14 años se convierten en madres, víctimas de violencia. En el ámbito escolar, una de cada cuatro mujeres ha sufrido violencia, principalmente sexual.
La violencia física comienza con bromas corporales, empujones, pellizcos, golpes y puede derivar en ataques con armas punzocortantes o de fuego.
No es un problema nuevo, pero el encierro por la pandemia lo vino a complicar.
La Ciudad de México es donde se registra más violencia contra las mujeres.
Según Amnistía Internacional, 17 estados no han aprobado la legislación local armonizada con la Ley General para sancionar al feminicidio. 6 entidades no han conformado una Fiscalía Especializada y 7 no han nombrado titular de la Comisión Local de Búsqueda.
Quienes hoy gobiernan no pueden esconderse en los faldones del pasado y argumentar que lo heredaron. Si no actúan, será un lastre para sus sucesores.
Si no hacemos algo efectivo y pronto, además de condolernos por las víctimas y sus deudos, las próximas podrían ser una hija, una sobrina, una hermana o una madre.
Monitor republicano
¿No te preocupes, Rosario? Muy lejano se ve abril de 2013, durante la Cruzada Nacional contra el hambre, en Chiapas, cuando el presidente Enrique Peña Nieto la defendió de críticas y descalificaciones.
Tras más de un año en prisión empinará primero a Luis Videgaray y luego, a quien sea necesario. ¿Podría decirle lo mismo al expresidente, que no se preocupe?