El presidente Andrés Manuel López Obrador si pasará a la historia, pero como el gobernante que dividió al país.
Le disgusta la expresión, pero es él quien polarizó a la sociedad mexicana.
Estoy de acuerdo con el presidente en que se necesitaba un cambio y que se debían desechar malas prácticas que ya estaban encarnadas en nuestro país y que era inaplazable atender a los más pobres.
Sin embargo, con frecuencia hace y dice cosas que sugieren que no busca justicia sino venganza. Y en ese afán, barre sin distinción y lastima a gente que ni la debe ni la teme.
La polémica más reciente tiene que ver con los libros de texto de Primaria. El desacuerdo es de forma y fondo.
Padres de familia lamentan no haber sido tomados en cuenta para la definición de los contenidos y no están de acuerdo en como se abordaron, sobre todo en lo que tiene que ver con la sexualidad, con temas políticos y la precisión con que se hicieron.
Expertos aseguran que tienen muchos errores. (Por ejemplo, Benito Juárez no nació un 18 de marzo, como se publica).
Como en otras discordias, la exageración y la estridencia se hacen presentes.
De uno y otro bando.
El Presidente respondió que “no hay nada que temer, están muy bien hechos los libros por especialistas, pero sobre todo participaron maestras y maestros, fue todo un proceso, se dieron a conocer los lineamientos y luego la elaboración de los libros, hay que esperar a que se conozcan”.
En efecto, hasta donde se sabe, se han distribuido los libros de primero a cuarto año de primaria y los de 5º y 6º, oficialmente, se están acabando de imprimir.
Todos los libros de texto de la Primaria ya se distribuyeron de manera digital a los maestros. Así ha logrado saberse que tienen errores garrafales de Ortografía y de Infografía. Expertos que los han revisado lamentan que se hayan hecho de manera sesgada, descuidada y prejuiciosa.
Los padres reclaman el privilegio de decidir cuándo y cómo hablarán con sus hijos de sexualidad y diversidad sexual.
Es sabido que la historia la escriben los vencedores.
Aun así, causa disgusto que a los niños intenten inculcarles asuntos como la 4T, el movimiento lópezobradorista y las elecciones que supuestamente le robaron al caudillo.
Hay quien protesta porque supuestamente los quieren adoctrinar en el Comunismo.
Son cinco libros para cada grado y una guía para los maestros, en total 30 libros para los niños y 6 para los maestros.
Está pendiente que se publique en su totalidad el Plan de Estudios, en el Diario Oficial. Quizás así podrán comprenderse mejor los motivos del Presidente, quien esta semana volvió a decir que tiene cuatro prioridades en materia de educación: el trato digno a los maestros, las becas para estudiantes de familia pobres, el mantenimiento de las escuelas y mejorar los contenidos de los libros de texto. Ponerla, dijo, “en correspondencia con la nueva realidad (…) va a seguir la polémica, pero les vamos a ganar porque la mentira es reaccionaria y la verdad es revolucionaria”.
Ante ese fundamentalismo, nada que hacer. Todo quedará en una batalla verbal.
Por lo pronto, a partir del martes, se intentará dar una explicación vespertina en Palacio.
Quien siga inconforme tendrá su oportunidad en junio del próximo año. Si no logran el cambio, solo les quedará el recurso de los chats, donde podrán vaciar sus traumas y sus resentimientos, celebrando a quienes creen que tienen gracia para insultar y denostar a quien representa al Régimen que no pudieron vencer en las urnas.
Calladitos se verán menos ardiditos.