Hace ocho días le comentaba que, con el nombramiento de Adán Augusto López Hernández, como secretario de Gobernación, había nacido una estrella. Una “corcholata” más, a decir del ciudadano Presidente.
En contraste, vivimos el ocaso de otro que parecía estrella y acabó estrellado.
Hugo López-Gatell ya no es más el rockstar de la 4T.
A pesar de las deferencias que parece tenerle el Presidente, ya solamente lo vemos en público en el “pulso de la salud”. (Este jueves participó en otro evento).
Lejanos los días en que intentaba lucirse en Palacio Nacional, en la mañana y por la noche.
Este martes, sin proponérselo, volvió a estar en boca de muchos, “gracias” a la senadora panista Xóchitl Gálvez.
En una conferencia de prensa de su grupo parlamentario, que encabezaba su coordinador, el hoy tristemente célebre Julen Rementería, se les pidió opinión sobre la declaración del subsecretario de Salud en el sentido de que “por cada dosis de la vacuna contra Covid-19, que se desvía a niños a través de los amparos, se le quita la oportunidad de inmunizar a una persona que tiene riesgo mayor de contraer gravemente la enfermedad”.
Rementería lo calificó como un absurdo, una aberración, pero la señora senadora fue más franca y directa. Se acercó al micrófono y dijo textualmente: “Es un pendejo, eso es. No puede ser que declare una cosa así, cuando hay niños que son vulnerables”.
No es ningún secreto cómo se expresa en ocasiones doña Xóchitl. Quizás no siempre genera simpatía, pero en esta ocasión no detecté desacuerdo.
El “Dr. Gatell” se lo tiene bien ganado.
De ser el Zar contra el Covid-19, se convirtió en referente de impopularidad, descrédito y manipulación de cifras. En su afán de quedar bien con el Presidente, desplazó a su jefe y “maestro”, el poco presente secretario de Salud, y se convirtió en un “yes-man”, en un barbero que a todo dice que sí a su jefe máximo. Maltrató a periodistas que asistían a sus conferencias de prensa intentando exhibirlos como desinformados y, finalmente, por esa personalidad rijosa, altanera y displicente le quitaron su hora diaria.
Llegó a creérselo que tenía posibilidades como precandidato. Ni cómo ayudarle.
Percibimos y leemos que él mismo se da cuenta de su tragedia y que ha presentado hasta tres veces su renuncia, que no se la habrían aceptado porque sería reconocer que el Presidente se equivocó en su estrategia frente al Covid. Que esperan que lo inviten a un organismo internacional para que no parezca que lo corrieron. Vaya, vaya.
Se publica en Twitter que estaría esperando a su segundo hijo, ahora con su nueva pareja.
De ser así, debería ser más sensible con los niños enfermos o que podrían enfermarse por la pandemia.
El señor doctor López-Gatell no debe olvidar que los que hoy son carniceros, mañana serán reses. Y en cuanto caiga de la suprema gracia podría enfrentar causas penales por las políticas públicas que sugirió y aplicó para combatir a la peste de nuestros días.
Monitor republicano
1) Quienes nos dedicamos a este oficio, y yo lo hago desde hace 43 años, no dejamos de asombrarnos y sentir ante el dolor humano. Por eso me duele la catástrofe que vive la gente que lo ha perdido todo por las recientes lluvias.
No hay a quién echarle la culpa sino a la fuerza de la naturaleza y cómo la hemos agredido con nuestras acciones provocando el cambio climático.
2) Hoy hace 20 años el mundo moderno cambió, por el ataque a las Torres Gemelas, de NYC. Seguimos pagando por esa atrocidad, padeciendo revisiones a veces humillantes, y desconfiando de los demás, cuando viajamos.