Hace unos días le comentaba aquí que la invasión de Rusia a Ucrania nos afectaría en México, aunque el conflicto está a casi 11 mil kilómetros de distancia.

El gobierno federal ha insistido en que no aumentarán los precios de la gasolina, el diésel y la energía eléctrica, por el incremento de los valores internacionales del petróleo.

Prometiendo que aquí no ocurrirá lo mismo, el presidente ha puesto como ejemplo que en ciudades de Estados Unidos se vende el combustible a casi el doble de lo que se paga en México.

Obviamente no quiere que le ocurra lo qué a sus antecesores, que pagaron caro por los llamados “gasolinazos”.

En enero de 2017, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, se puso en marcha un nuevo esquema de venta de gasolinas, como parte de la reforma energética del país, con lo que ya no hubo un precio único fijado por el gobierno y se abrió el mercado a la competencia.

Hubo aumentos de hasta 20% en el precio, lo que ocasionó movilizaciones y saqueos. Fue el caos.

Ahora, esta semana, el precio del litro de la gasolina rozó los 30 pesos en algunas estaciones de servicio, como la que se ubica en Ejército Nacional 125, en la alcaldía Miguel Hidalgo, donde el precio de la gasolina Premium fue de 29.99 pesos por litro.

Esto es, ¡nueve pesos más! respecto a los 20.89 pesos a los que era vendido cada litro también de Premium, en la gasolinera ubicada en Calzada Ermita Iztapalapa número 2120.

ONEXPO Nacional, que agrupa al mayor número de estaciones de servicio en México, reportó ayer un promedio nacional para el litro de la Magna de 21.23 pesos, 23.20 pesos, para Premium, y de 22.68 pesos para diésel.

Pero ¿qué implicaciones tendrá esto?

Este viernes, en el Diario Oficial de la Federación, se publicó un acuerdo por el que el subsidio al IEPS será de 100 por ciento, es decir, que el consumidor no pagará un centavo por ese gravamen, que será absorbido por el gobierno.

Se busca parar de golpe el incremento en los precios de los combustibles.

El gobierno federal confía en que el incremento en el precio internacional del petróleo le permita costear el aumento en los precios internacionales de la gasolina que el país debe importar para satisfacer el mercado interno.

Mantener esos precios baratos a la larga saldrá caro, porque no hay sistema económico que lo aguante. Ni el más disciplinado.

Además, el aumento en los precios internacionales de petróleo tiene ya un efecto dominó en los productos básicos. Lo vemos en la Central de Abasto de la CDMX, el máximo referente de los mercados en el país, donde abundan los testimonios de productores, intermediarios y comerciantes quienes dan fe que el incremento en los combustibles hace que sus productos les cuesten más y los tengan que vender más caro. Es obvio, si les cuesta más transportarlos no lo van a pagar ellos. Se lo cobrarán (se lo repercutirán) a los consumidores.

No vienen buenos tiempos. Es momento de prudencia y de mesura.

Monitor republicano

Respecto a lo que sucedió el lunes, en la Mañanera, por lo qué a mi toca, no hay fijón. Pero, ya como cosa suya, ojalá que el presidente le de un coscorrón a quien lo empinó. Siempre es mejor ver con sus propios ojos y escuchar con sus propios oídos para que no le cuenten chueco y no lo hagan sudar calenturas ajenas.

En cuanto a los malquerientes de “redes”, cito y suscribo lo dicho por el gran ciclista mexicano Porfirio Remigio, cuando en los años 60´s, el inolvidable locutor Paco Malgesto, que transmitía en la radio una carrera internacional, le preguntó sobre la categoría de sus rivales, que podrían ganarle, a lo que Remigio le contestó: “Pa’mi, Paquito, son ojetes”.

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