Con una certeza que debió sorprender a su propia certidumbre y que definitivamente nos sorprendió a los demás, el presidente Andrés Manuel López Obrador sentenció, sin emoción: "el país está en paz, hay gobernabilidad, no hay riesgos de inestabilidad, estamos enfrentando el flagelo de la violencia todos los días y se puede hablar de paz y de tranquilidad".

Y advirtió que, como siempre, "lo hacía (lo decía) de manera responsable".

¿Precisa?, aventurada o temeraria afirmación el día en que terminó la que quizás sea la campaña electoral más sangrienta que se recuerde. La campaña en la que fueron asesinados candidatos y candidatas y lesionados sus familiares y simpatizantes.

Difícil de entender cuando vivimos en un país polarizado con diferencias que, cada vez más, parecen irreconciliables.

Parafraseando al gran Pablo (Milanés), el Presidente nos presumió: "No vivimos en una sociedad perfecta, pero hay paz y tranquilidad".

La realidad lo obligó a reconocer que "hay zonas con alguna tensión, ayer tuvimos 57 homicidios cuando traemos de promedio de 80 a 90".

¡Ah, caray! ¿Y es ése un buen ejemplo de lo que bien que nos está yendo?

Es claro que el Presidente ve las cosas como quiere verlas y nadie lo intenta convencer de lo contrario. Mucho se ha publicado que es poco tolerante a la contradicción, sobre todo de sus cercanos y subalternos.

Quienes desde afuera lo critican son llevados inmediatamente al terreno del complotismo.

Así las cosas, no resulta fácil acercarlo a la reflexión y a la corrección de sus juicios, cuando éstos son inexactos. Ejemplos de las discrepancias hay muchos, están a la vista de quien quiera verlos.

En los últimos días, antes de la votación, que será mañana domingo, el Presidente luce desganado y quizás hasta preocupado. Trasciende que está molesto porque los resultados quizás no serán los que esperaba.

Ya lo sabremos.

Mientras tanto, hay que votar. Hágalo por quien usted quiera y la razón que quiera. Pero no deje de hacerlo. Votar es un momento único y personalísimo. En la soledad de esta intimidad nadie cuestionará su decisión, nadie lo criticará, nadie lo llamará a cuentas. No tiene que decirle a nadie por quién votó. Si está satisfecho con sus actuales autoridades y representantes, así expréselo. Y si no, ¿por qué  no vota para que quede clara su inconformidad?

Y una sugerencia, hágalo temprano.

Es previsible que por las medidas sanitarias de la pandemia y las pasiones que en algunos sitios han provocado estas elecciones, se hagan largas filas, que la espera también sea larga. No se desespere.

Si no vota, luego no tendrá argumentos para refutar; habrá perdido su oportunidad de cambiar o mantener el estado actual de las cosas y de ser escuchado. Solamente le quedará el recurso de lamentarse con quien piensa como usted y reenviar esas cadenas inmundas de WhatsApp, llenas de odios, sesgos, imprecisiones y falsedades.

También hay que mencionar que el clima no será muy propicio este domingo. Se pronostican nublados y lluvias fuertes en buena parte del país.

Así que anímese a votar y hágalo temprano. Que las inconveniencias no dominen ni condicionen sus convicciones políticas ni sus esperanzas.

Monitor Republicano

Guardarse por la pandemia no podía irse al infinito. Algún día tenían todos que regresar a sus quehaceres.

Que el anuncio de que en la Ciudad de México y en el Edomex así será, a partir del lunes, no nos regrese en el tiempo y la tragedia.

anarciae@gmail.com