Hace décadas, la gran Julissa cantaba, en la época del rock:

“Quiero ser la consentida de mi profesor (…)

Quiero ser la favorita de mi profesor (…)

Con un poco de tarea, un diez me voy a sacar (…)

Quisiera ganar un diploma por ser la mejor para él (…)

Quisiera sentirme mimada, admirada

Envidiada por todo el salón”.

Ahora suena ingenuo y cursi pero no en los inicios de los 60, cuando se estrenó en la radio.

Más de medio siglo después, resulta sangrón que el presidente acepte referirse en esos términos, “la consentida” a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, fuerte aspirante a convertirse en la candidata de Morena, a la Presidencia de la República.

Pero así ocurre.

Esta semana, el presidente habló otra vez de quienes buscan sucederlo y lo hizo cuando faltan más de dos años para que deje oficialmente la presidencia. Como si en el país todo estuviera resuelto y no tuviéramos problemas más importantes que atender.

Es obvio que el ciudadano presidente lo quiere usar como distractor. En el futbol americano le dirían “una jugada de atracción”; en el cine ramplón, “la caja china” y quienes viven en el posdebate, “una realidad alternativa”.

El caso es que respondiendo a una pregunta a modo dijo que a la doctora Sheinbaum la quiere mucho, que “Adán —de quien negó que fuera su plan B— imagínense, es mi paisano; Marcelo está haciendo un trabajo de primera”.

Y a sugerencia de algún palero también incluyó en los suspirantes a Zoé Robledo, y al “doctor”, cuando estaban ahí presentes Jorge Alcocer y López-Gatell (Dios nos libre).

Al día siguiente, con calzador, no descartó al senador Ricardo Monreal “pues tiene derecho”, aunque se haya acercado lo mismo con Movimiento Ciudadano que con el bloque opositor, PRI, PAN y PRD, pues se sabe marginado y maltratado.

Total que logró su objetivo de conducir el debate hacia la sucesión adelantada y que esta semana prácticamente dejara de ser tema el problemón de los incidentes en el aeropuerto, sus críticas a los médicos de la UNAM frente a la pandemia, la contratación de médicos cubanos para ir a los lugares inhóspitos, su instrucción de también cuidar la integridad de los delincuentes a los que se combate y su afán de que el presidente Biden invite a los tiranos continentales a la Cumbre de las Américas. (Por cierto, el miércoles, al salir de la reunión que tuvo el presidente con funcionarios estadunidenses para hablar, entre otros, de ese tema, el canciller Ebrard reaccionó como principiante al ser increpado por un supuesto simpatizante de la doctora que claramente fue enviado a sabotearlo en sus declaraciones a la prensa. Ebrard se enganchó, se enojó y facilitó que el reventador cumpliera con su encargo. Reaccionando así, se lo va a desayunar cualquiera. Ha perdido cancha en la alfombra roja y el tapete diplomático).

Monitor republicano

En mayo de 2019, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a México con imponer un arancel general del 5 por ciento, si no se frenaba en México la migración ilegal, ya que, según el reporte de la Patrulla Fronteriza, en ese mes hubo 144 mil 116 migrantes capturados en la frontera sur de ese país. Una cifra récord pues en enero de 2019 hubo sólo 58 mil 317. México cumplió y endureció sus políticas migratorias. A casi dos años de distancia, las cifras de la Patrulla Fronteriza son peores: en abril pasado fueron detenidos 234 mil 88 indocumentados. Es decir, casi 90 mil personas más que cuando Trump amenazó a México. Y esas cifras sólo arrojan los migrantes detenidos. Falta saber cuántos lograron alcanzar el sueño americano.

anarciae@gmail.com

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