Hace mucho tiempo que no se veía a la gente tan feliz. Lo digo en serio. No es mofa ni sarcasmo. Basta con escuchar a las personas recién vacunadas para darse cuenta qué sienten que les cambió la vida. Volvieron a tener una esperanza.
Ideologías, simpatías y antipatías aparte, la vacunación contra el Sars-Cov-2, a los adultos mayores, está resultando un logro para el Gobierno Federal. “No se sacaron 10, se sacaron 100”, dijo un señor en la Alcaldía de Tláhuac.
Los ancianos estaban realmente contentos. Algunos no habían salido a la calle desde que comenzó el encierro, sobrevivían sin ver a sus familias, sin abrazar a sus nietos, sin hacer sus compras, sin ir a la iglesia o al parque y mucho menos de viaje. De por sí, muchos pasan su vejez en la soledad, a veces acompañados en alguna fiesta. Otros ni eso.
Así que el hecho de sentir que vacunados pueden retomar ciertas actividades fue una inyección de ilusiones, literalmente de vida.
Apenas fue la primera dosis. Falta la segunda. El peligro no ha pasado. Deben seguir todas las precauciones, pero esa vacuna les ha significado una segunda oportunidad.
Como a veces sucede, el arranque en algunos sitios fue caótico. Con gente que hizo fila desde el día anterior. Vimos escenas lastimosas de adultos mayores esperando de pie, pasando frío en la madrugada o calores inmisericordes al mediodía, en silla de ruedas o apoyados en muletas y bastones. Un trato terrible para quienes ya vieron pasar sus mejores años y dieron lo mejor de sí a los demás.
Y vimos también a los gandallas, los aprovechados, los abusivos de siempre, o los “influyentes” a quienes no les tocaba su turno, pero lograron vacunarse antes, cuando no les correspondía, ni por vecindad ni por edad.
Eso, los primeros días en el ámbito general, popular.
En otros estratos se volvió un símbolo de status lograr vacunarse en alguna ciudad de Estados Unidos: “¡¿Cómo, no te has vacunado?! A nosotros ya nos pusieron la segunda dosis. Viajamos a San Perico de los Palotes, a seis horas de San Antonio, de Dallas o de Houston, you name it, y no nos pidieron nada”. Mmmm…
Luego, las cosas fueron mejorando. Los en un principio impresentables “Servidores de la Nación”, que pedían la credencial del INE y tomaban fotos de los vacunados, fueron llamados al orden, tras la indignación y las protestas, y se volvieron facilitadores. Escuchamos testimonios de su diligencia.
Buena parte de que las cosas hayan mejorado en la Ciudad de México, hay que reconocérselo a Claudia Sheimbaum, quien personalmente recorrió las alcaldías donde se aplicaba la vacuna, “para que no me cuenten”, dijo.
En Ecatepec, el municipio más poblado del estado de México y uno de los más conflictivos, tuvieron tropiezos más notorios, pero los fueron corrigiendo.
El jueves en la noche se informaba que han sido vacunadas mas de 2 millones 100 mil personas. Para abril esperan vacunar a 34 millones, más de la totalidad de adultos mayores. Y para julio a más de 80 millones. A ver si es cierto. Como sea, lo de las vacunas a’i va.
¡Ah!, pero ¿qué cree?, no será de gratis.
Tras recibir la vacuna, queda un sentimiento de alivio y gratitud. Será el presidente López Obrador quien lo capitalice. Arrasará en las intermedias de junio. La oposición no existe.
Monitor republicano
¿Quién tiene más mérito? ¿Ebrard, que trajo las vacunas o Sheimbaum que las aplica bien en la capital?