Andrés Manuel López Obrador es un político extraordinario. Para bien y para mal.

Es un luchador social incansable, que conoció la pobreza desde siempre y tuvo la voluntad de proponerse cambiar el destino de quienes la padecen toda su vida.

Como muchos, vio en el estudio la superación personal y la posibilidad de no condenarse a la jungla y el platanar.

En el trabajo, conoció al sistema desde adentro y lo enfrentó con la resistencia civil. Buscó el poder. Consiguió gobernar a la capital y tras tres intentos, logró la Presidencia. Argumento de ensueño para una película aspiracionista que, justamente como sucede en la ficción no nos revela detalles de lo que ocurre después.

En este caso, lo que inició con, quizás, buenas intenciones, tras la fiesta popular por el cambio de régimen por el que votaron más de 30 millones de mexicanos, el 53.2 por ciento del total, está ya en terrenos del desencanto.

Ya se sabe que no es lo mismo ver que hacer. No es lo mismo criticar a otros por lo que se considera mal hecho que hacerlo y estar expuesto a la crítica de los demás. Y de esto el gobierno actual ha dado incontables ejemplos. Están a la vista de todos.

Lo que ha rebasado todos los límites es la conducta y la actitud de los más altos funcionarios del gobierno, frente a la Consulta de la Revocación de Mandato.

Ignorando la veda, resuelta por el Tribunal Electoral, se dedicaron a promover la Consulta pasando por encima de la ley. No se comportaron igual que los viejos priistas, lo hicieron peor porque dijeron que serían diferentes.

Se mostraron gandallas, cínicos, abusivos, ventajosos, aprovechados, valemadristas y soberbios.

La veda se la pasaron por ya saben dónde. Son el gobierno, son poderosos y se asumen impunes.

Quizás, por el momento. Que se vean en el espejo de los de antes, que luego cayeron en desgracia y donde se encuentran ahora.

Pero hoy, para ellos, no es tiempo de reflexión ni de moralismos (al fin que “moral es un árbol que produce moras y vale pa’ pura chingada”, como decía El Alazán Tostado, Gonzalo N. Santos, fundador del PNR, que luego sería el PRI).

Es la lucha por el poder, que no quieren perder, y van con todo.

La Revocación, que no será tal, pues no revocará nada, será una costosísima encuesta de popularidad que servirá para mostrar el músculo y para medir como está la estructura morenista frente a la elección de 2024.

El presidente del INE, Lorenzo Córdova, advirtió que las reiteradas violaciones a la Ley de Revocación de Mandato cometidas por el presidente, secretarios de Estado, gobernadores, legisladores y el dirigente de Morena no tienen precedente y por esto la Consulta podría anularse en el TEPJF.

Se han presentado 172 quejas, principalmente por difundir propaganda gubernamental y promover indebidamente la Revocación de Mandato.

Lorenzo Córdova advirtió: “¿Qué le corresponde a la Sala Superior? Tomar las decisiones correspondientes y ojalá la irresponsabilidad de los actores políticos que sistemática, reiterada, dolosa y abiertamente, descaradamente están violando la ley no traiga como consecuencia eventualmente que se decida anular, por parte de la Sala Superior este proceso, ojalá y ello no ocurra porque significaría eventualmente la peor sanción para un proceso democrático”.

Monitor republicano

1.- Ante la muerte del joven Hugo Carvajal, la decisión y capacidad de movilización de sus padres para exigir justicia, particularmente de su madre, la señora Maureen, la solidaridad de familiares y amigos y el papel determinante de los medios de comunicación, nos recordó lo que todavía puede hacer la sociedad civil.

2.- ¿Y la Corte?, ¡tremenda!, diría Tres Patines.

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