Como si el país no tuviera problemas, desencuentros y la polarización social más grave y peligrosa de su historia reciente, el presidente de México nuevamente hizo alarde de que no tiene guaruras: “No tengo guardaespaldas. No olviden que al Presidente lo cuidaban ocho mil elementos del Estado Mayor, que nadie se podía acercar al Presidente. Ahora son quince jóvenes, mujeres y hombres que no saben del manejo de armas, de seguridad, que lo que hacen es ayudar a que la gente pueda acercarse y me ayudan a recoger peticiones, todo lo que me presenta la gente”.

Flaco favor le hace a sus “ayudantes” reduciéndolos al papel de edecanes y escuálido favor a sí mismo, alardeando de que nadie lo cuida.

Varias veces ha dicho que a él lo cuida el pueblo, que la gente lo protege, que el que nada debe nada teme. Probablemente es así, pero sobra decirlo.

De esos quince cuidadores se sabe que son profesionistas, de distintas carreras, que no son los mismos que lo han acompañado siempre, que varios que estuvieron antes que los actuales utilizaron a la Ayudantía como trampolín para ligar otras chambas dentro del propio Gobierno y que son los “mandamases” en los eventos presidenciales: quien entra, dónde va quién, donde se acomodan los invitados y la prensa, entre muchas otras cosas.

Con un par de excepciones, tienen fama de mal modientos y algunos (as) hasta déspotas.

En lo que sí son receptivos es cuando la gente quiere acercarse al Presidente.

De sobra saben que a su jefe le disgusta que no dejen que se acerquen a él o que no reciban las peticiones que con esperanza le hacen.

Son algunos de estos ayudantes quienes acompañan al presidente durante sus giras, quienes van con él en el interior de los aviones, a los que el Presidente ya no aborda, como antes, haciendo fila y por la entrada principal, sino que llega por una calle interior de los aeropuertos, subiendo por la escalerilla metálica y cuando ya entraron los demás pasajeros.

Es un esquema que hasta hoy le ha funcionado al Presidente, pero como decía antes: en un país tan dividido, con diferencias tan acentuadas cotidianamente por él mismo, en la campaña electoral más sangrienta que se recuerde, ¿vale la pena que insista tanto en que no lo cuida personal calificado para eso?

Sí, el pueblo es mucha pieza, pero no debería tentar al destino. Por su bien y el de todo un país.

Monitor republicano

Hace unas semanas le comentaba el preocupante incremento de la migración de mexicanos y centroamericanos hacia los Estados Unidos, tras una pausa obligada por la pandemia. Llamaba su atención sobre el aumento de la migración de niños.

Curiosamente, la migración de niños no acompañados a Estados Unidos disminuyó en el último mes.

Según las cifras más recientes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de ese país, la detención de menores no acompañados en su frontera con México pasó de 18,960, en marzo, a 17,171 en abril.

Entre enero y marzo había ocurrido un incremento de más de 13 mil menores capturados por la Patrulla Fronteriza.

Ahora, las detenciones de migrantes indocumentados en general apenas aumentaron 3 por ciento, respecto al mes anterior. Pasaron de 173,348 a 178,622.

La situación de Centroamérica no ha mejorado al punto de disminuir drasticamente la expulsión de migrantes

La pregunta es ¿dónde están esos migrantes que ya no son detenidos en Estados Unidos? ¿Será que México los está atajando con más estusiasmo en su frontera sur?

¿Ese fue el deal?

anarciae@gmail.com