El presidente Andrés Manuel López Obrador es hoy un dios viviente y todopoderoso. A partir del martes 1º. de octubre será una referencia nostálgica.
El poder formal lo tendrá entonces la presidentA Claudia Sheinbaum.
Después de ser el mandamás, el machuchón, el faro que nos ilumina en la penumbra, la última Coca-Cola en el desierto, la quinceañera de la fiesta, el premio gordo de la lotería, el Presidente podría regresar a ser un ciudadano más.
En el calorón de La Chingada, su finca de Palenque, sentirá frío. En ocasiones quizás congelante.
Sin ujieres, sin valets, sin asistentes, sin gabinete, sin las fuerzas armadas a la orden al menor chasquido, vivirá en su nueva realidad. A su paso habrá dejado gratitudes y lealtades de ocasión y muchos resabios y rencores, esos sí, más auténticos.
Sentirá el Presidente lo que muchos poderosos han vivido cuando dejan de cumplir su voluntad las 24 horas del día. Difícilmente sabrá cuán verdaderos fueron sus afectos y sus lealtades porque ya advirtió que no recibirá a nadie, aparte de su familia. Así que SUPUESTAMENTE no estará enterado de la grilla nacional ni que se cumple o no de su “legado”.
De ser así, en teoría, tampoco podría inconformarse si algo le disgusta.
No está mal, pero de que extrañará, extrañará.
En eso, la naturaleza humana es muy frágil. Con velocidad supersónica se acostumbra a que lo obedezcan, pero no a que lo ignoren, lo sobrelleven o lo ninguneen.
Ya dijo también que solamente regresaría si se lo pide su presidentA. Ojalá que no sea así. Como dijo su casi paisano, Carlos Sansores Pérez: “El que ya bailó, que se siente”.
Mientras tanto, el ciudadano Presidente ignora la mesura y la civilidad en La Mañanera.
Como fiera sin control, arremete contra todo lo que se mueve.
You name it: lo mismo el poder judicial, medios de comunicación, empresarios, ONG´s, villanos de temporada, políticos en desgracia. Parejito.
Así ocurre desde hace mucho, pero más señaladamente desde que sucedió lo del Mayo Zambada. La exhibida que le dieron a él y su gobierno, no la acaba de digerir. Los americanos le han compartido lo que quieren, como quieren y cuando quieren. La ley a secas.
De poco han servido las bravatas matutinas en ese formato de comunicación desgastado y burdo al que ya resulta insuficiente la musiquita evocadora de recuerdos personalísimos. Ahora también hay bailables con el pretexto de homenajear a nuestros compatriotas que viven en Estados Unidos, nostálgicos de su tierra, que mantienen la economía del país con sus remesas.
Alguien debería decirle que su conferencia es una hueva (perdonando mi francés), que todos nos damos cuenta de que es la antesala del patíbulo, cuando necesita un punching bag, y que se ha convertido en un lastimoso instrumento de propaganda.
Como suele decir de quienes considera ineptos: si fueran ejecutivos de una empresa, ya los hubieran corrido. (O sea, él ya hubiera cambiado al productor de ese reality).
Como no va a ocurrir, pues seguiremos esperando que aproveche los 38 días que le quedan de mejor manera.
Hace años, a una super estrella que ya no aparecía en público le dijo una señora en un mercado: “¿usted ERA fulanita de tal?”
Lo que nos recuerda a todos que eres mientras que estás. Después, como podría ser en su caso, acabará siendo un sonsonete al ser aludido en un discurso en plaza pública o una página impuesta en un libro de texto gratuito.
Si hay soledad en el poder, la hay más cuando se pierde.