Sin que viniera al caso, el presidente Andrés Manuel López Obrador nos recetó el jueves: “Yo estoy satisfecho porque ya hay relevo generacional. SI EL PUEBLO LO DECIDE y el Creador lo permite, yo estoy hasta el ’24 y me jubilo, ahí sí a Palenque”. (¿Por qué a Palenque, Chiapas? Porque ahí tiene su Finca, a la que por alguna razón decidió llamar “La Chingada”).

Y dijo algo que me pareció especialmente relevante: “Pero jubilar es no volver a participar en nada, no opinar”.

Me remití a la primera columna que publiqué en estas páginas el 1º. de agosto de 2020:

“Esta polarización podría continuar otros 22 años. Cuatro que le restan al actual sexenio y tres períodos más que se disputarían Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Mario Delgado. (Aunque no faltará quién le haga fantasear al subsecretario López-Gatell que también podría estar en la boleta). Ya como presidentes tendrían una camisa de fuerza. Solo hay que imaginar que alguno de ellos se apartara del plan original, de la “austeridad republicana”. Rápidamente vendría la condena desde Palenque y el juicio sumario del tribunal moral”.

Sheinbaum, 58, Ebrard, 61, y Monreal, 60, están muy fuertes. Delgado ha sucumbido a su torpeza y sus frivolidades; López-Gatell ha sido víctima de sí mismo.

Pero nos siguió sorprendiendo el Presidente: “Estoy haciendo ya un trabajo, me estoy preparando sicológicamente para eso, ya tomé la decisión que, para alejarme por completo, voy a escribir, tengo un libro que quiero hacer, pendiente, sobre el pensamiento conservador en México, ¿La transformación no termina con Obrador? No. Entonces me alejo por completo y ese libro me va a llevar como tres años, entonces ahí voy a estar ocupado. Creo que voy a tener mi pensión (…) porque la vida en Palenque no es muy cara (…) Con todo respeto y cariño, no voy a estar recibiendo a nadie que tenga que ver con la política, ya no voy a meterme en nada (…) estoy muy contento porque hay relevo, porque es de la generación que sigue. O sea, yo tengo 67, de 50 para arriba incluso hay mujeres y hombres (…) los adversarios tienen problema, nosotros no, es un abanico”.

¿En que estaría pensando el presidente para hablar de su sucesión, cuando aún no ha cumplido tres años de gobierno?

Por lo pronto ya dio el banderazo para la sucesión de 2024. Comenzarán a despedazarse. Amárrense los cinturones.

Monitor republicano

El día de ayer, viernes, me tocó vacunarme en la Ciudad de México contra el SARS-CoV-2. Desde hace 30 años vivo en la hoy alcaldía Miguel Hidalgo, muy cerca del Campo Marte, uno de los dos sitios de vacunación. Pero me asignaron en la Escuela Nacional de Maestros, en la Calzada México-Tacuba. (Lo que me acabó gratificando pues ahí estudió muy jovencita mi mamá).

Una vez vacunado se siente uno distinto. Me invadió una sensación de tranquilidad. Un problema menos, pensé. Recibí, como todos los ahí presentes, un extraordinario trato. Estuve en el lugar 45 minutos. La gente estaba feliz. Salí contento. Por unos instantes pasaron a segundo término los problemas que vivimos en el país. Seguramente así será cuando me apliquen la segunda dosis de Pfizer.

En mi caso no creo que eso afecte mi buen juicio, en la próxima jornada electoral, pero quién sabe a cuantos sí.

Y no es por ingratitud. Bastantes ocasiones hemos escuchado que servir al pueblo es un honor y un privilegio. Que bueno que a veces eso sea tangible.

anarciae@gmail.com

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