El Presidente niega lo evidente: la inseguridad pública en algunos lugares del país, lo ha rebasado.

Se entiende que como jefe de Estado no acepte –y menos en público- que hay un vacío de poder en algunas partes del país.

Peeero, por más que intente marcar otras agendas desde su conferencia mañanera, es inevitable referirse al problema de la violencia, y más tras lo ocurrido en seis entidades.

Jalisco: 8 bloqueos carreteros y 15 vehículos incendiados.

Guanajuato: 28 comercios y 19 vehículos incendiados.

Chihuahua: 10 fallecidos; 14 lesionados, y 3 inmuebles y 3 vehículos incendiados.

Baja California: 36 bloqueos carreteros y 25 vehículos incendiados.

Michoacán: la intercepción de un convoy y detención de 167 integrantes de la organización Pueblos Unidos, generó 6 bloqueos carreteros.

Colima: 14 vehículos incendiados.

¡En poco más de una semana 76 vehículos incendiados y personas que fallecieron violentamente! Es un fracaso del Estado mexicano.

Desde el gobierno se acusa a los conservadores de impulsar propaganda negra para magnificar los hechos, pero es evidente su incapacidad para garantizar la seguridad.

A manera de control de daños, se improvisó una conferencia de prensa el lunes.

“El motivo de esta convocatoria es informar sobre los hechos ocurridos y las acciones desarrolladas durante el fin de semana en varias entidades de la república”, se anunció el lunes, aunque los actos incendiarios comenzaron la noche del martes anterior en Guanajuato y Jalisco.

A diferencia de otras veces, algunos de los muertos no se pueden atribuir a enfrentamientos entre bandas criminales, y menos aún a lo mal hecho en el pasado.

Ahora hubo ataques directos contra la población civil. Los testimonios son de terror, cómo la forma en que dispararon contra clientes que esperaban comprar una pizza en Ciudad Juárez.

Nadie cree versiones imbéciles de que esto fue producto de un complot oficial para justificar la anexión de la Guardia Nacional a la Sedena.

(Si estuviéramos en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari quizá se creería, pero al actual gobierno no le da ni la perversidad ni la capacidad para llevarlo a cabo).

Fue asombroso escuchar al titular de la Sedena argumentando que los actos delictivos fueron en reacción al combate a la criminalidad: “Lo que sucedió en Michoacán, los bloqueos, fueron por la detención que hicimos de este grupo o de esta cantidad de gente perteneciente a Cárteles Unidos”.

Quien no se midió fue el secretario de Gobernación, al declarar: “Yo le diría contundentemente que la estrategia de seguridad del Gobierno de México está dando resultados”.

Entendemos que nos lo digan, pero ojalá que no se lo crean.

Algo tiene que hacerse porque la violencia, lejos de disminuir, está empeorando.

Y esto ya tiene hasta repercusiones internacionales. Por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos publicó su actualización de la Alerta de Viajes a México. Pide a sus ciudadanos que no viajen a Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas.

El embajador Ken Salazar, advirtió que con la inseguridad “se enfría la inversión de los Estados Unidos y de otros países aquí en México y es lo contrario de lo que debía pasar bajo el sueño del TMEC”.

Fiel a su estilo, el presidente López Obrador cuestionó cuántos actos violentos hay en Estados Unidos y que su gobierno no emite alertas de viaje a los mexicanos para que no vayan a ese país.

No, esta vez no le alcanza decir que tiene otros datos. Ojalá que así lo entienda y evite que México siga siendo víctima del terrorismo.

Monitor repubicano

Terrorismo, según el diccionario, es la “sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”. ¿Entendistes?

anarciae@gmail.com

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