Fue a través de la prensa estadunidense que nos enteramos que el gobierno de los Estados Unidos enviaría a México millones de dosis excedentes de la vacuna de AstraZeneca contra el coronavirus SARS-CoV-2, en calidad de préstamo. Dos millones y medio de dosis, de un total de cuatro. El resto sería para Canadá.
Curioso que nos “presten” vacunas que no han autorizado para aplicar en su propio país y que naciones como Alemania, Francia, Italia, España, Dinamarca, Noruega, Islandia, Bulgaria, Irlanda y los Países Bajos, han suspendido su aplicación a la espera del resultado de las investigaciones sobre casos inusuales de trombosis cerebral en personas que la recibieron, según reportó Reuters. (Hay quien atribuye la suspensión a que esa vacuna se desarrolló en el Reino Unido y que mas bien parece una represalia política). La Agencia Europea de Medicamentos aseguró que los beneficios de la vacuna de AstraZeneca son mayores que sus riesgos.
El canciller Marcelo Ebrard tuvo que salir a confirmar la revelación, puntualizando que el acuerdo ocurrió “en seguimiento a la conversación entre los presidentes López Obrador y Biden, que era para asegurar la segunda dosis de 870 mil adultos mayores, a quienes se les aplicó la primera en febrero”, y que el viernes (ayer) daría mas detalles.
Pero en la “mañanera”, el presidente López Obrador se le adelantó y confirmó que el gobierno de Estados Unidos enviará a México 2 millones 700 mil dosis de vacuna AstraZeneca. Que él se lo había pedido a Joe Biden hace dos meses. ¿Qué vamos a dar a cambio?, dijo el Presidente: “lo que siempre hemos dado, amistad y cooperación en todos los órdenes. Es muy importante el que tengamos buena relación con el gobierno de Estados Unidos”. Precisó que recibir ahora la vacuna de AstraZeneca implica que se adelanten las entregas, que es un préstamo.
Horas después, en un mensaje difundido en redes, Ebrard dijo en un lenguaje “diplomático” (contrastante con los modos claridosos del Presidente) que se trataba de “sincronizar medidas y acciones, definir políticas comunes. (…) ¿a cambio de qué es? Estamos tratando de construir una relación con Estados Unidos muy cercana (…) tienen preocupaciones comunes con nosotros (…) es muy importante hacer una inversión significativa hacia Honduras, Guatemala y El Salvador, para que no tenga que migrar la gente por condiciones de pobreza o de inseguridad graves. Lo mismo en el Sur de México”.
El gobierno del presidente López Obrador debió sentir gran alivio pues cuando pidió el apoyo de Biden la respuesta fue que primero serían sus ciudadanos y luego los demás.
El periódico The Washington Post reveló lo que era lógico, que la “ayuda” de Estados Unidos a México no será de gratis. Nuestro país deberá corresponder conteniendo la creciente migración en nuestra frontera norte y también en nuestra frontera sur. Tendrá que manejar el creciente flujo de niños y jóvenes que intentan llegar a Estados Unidos pasando por México y permitir que las familias centroamericanas expulsadas permanezcan en nuestro país. Se espera que México anuncie medidas más robustas para contener el flujo migratorio hacia los Estados Unidos. Por lo pronto, ya limitó el tránsito terrestre en las fronteras Norte y Sur para actividades no esenciales, argumentando la pandemia y que este año se han detectado 4,180 menores de edad usados por criminales como salvoconducto para entrar a Estados Unidos.
Monitor republicano
En Guerrero, al buey hasta la yunta le sabe.