La vida privada de cualquiera deja de serlo cuando se da el primer paso para hacerla pública.

Puede ocurrir de manera voluntaria, accidental o irreflexiva, pero el caso es que una vez que sucede difícilmente se puede reclamar esa privacidad.

Al fin y al cabo, cada uno hace de su vida un papalote.

Viene al caso porque esta semana la Dra. Beatriz Gutiérrez Müeller, esposa del presidente de México, dijo en un mensaje en redes que los ciclos se cierran.

Fue en el contexto de anunciar la publicación de su nuevo libro “Feminismo silencioso” (Planeta), que será presentado en las próximas semanas: “Haciendo una línea cronológica en esta tarea de apoyar a mi esposo, estamos a punto de decirles adiós”.

La misma narrativa de su esposo, el Presidente, quien un día sí y otro también nos asegura en la mañana que, una vez concluido su mandato, él se retira y se va a “La Chingada”, su finca de Palenque, Chiapas. Que se jubila y no volverá a participar en política. Tanto insiste en el tema que nos hace dudar que sea cierto. Aquí mismo he dicho, parafraseándolo, que ando buscando al tonto que se lo crea.

También le he expresado mi sorpresa de que Andrés Manuel López Obrador haya dicho que, en su retiro, se irá a vivir solo, como ermitaño, y que verá a su esposa y su hijo cuando venga a la Ciudad de México. O sea, cada quien por su lado.

Doña Beatriz, nuestra NO primera dama, publicó en Instagram: “Él, ya ha anunciado muchas veces que se va a retirar a un lugar que le gusta, va a estar tranquilo y pues yo tengo que continuar. Tenemos un hijo chico, hay todavía que apoyarlo mucho y seguir la vida, así es, los ciclos se cierran, comienzan otros, continúan otros, como el de la maternidad y en este cierre preparado y reflexivo me aboqué a escribir, para dejar un tipo de testimonio sobre que estuve y estoy pensando desde este inicio en 2018 a la fecha y a esas reflexiones que se han convertido en un libro”.

Los ciclos se cierran, dijo la Dra. Gutiérrez Müeller.

Es claro, termina el gobierno de su esposo, que finalmente lo alcanzó después de décadas de buscarlo, pero ahora hace reflexiones frente “a unas ganas de responderme cuestiones no del todo comprendidas y un cierre, un epílogo de un ciclo que yo también termino”.

En la Mañanera, el presidente felicitó a su esposa y para halagarla, supongo, le dijo que es “ñoña” que, según el Diccionario de la RAE “viene del latín nonnus, 'anciano'. Como adjetivo, dicho de una cosa: sosa, de poca sustancia. De una persona: sumamente apocada y de corto ingenio. Como adjetivo en desuso: caduco, chocho”.

Seguro no quiso ser despectivo sino referirla como muy dedicada a sus deberes y estudiosa.

Dicho esto, hasta donde se recuerde, no ha habido tanto afán por despedirse. Y más en el mundillo de la política donde las emociones son poco transparentes. (El que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse).

A veces parece que ese apego al poder en el que tanto se insiste que no se debe tener solamente se aplica, como la voluntad de Dios, en los bueyes de mi compadre, no en la yunta propia.

Monitor republicano

Cada cierto tiempo, según lo necesite, el Presidente arremete contra los medios de comunicación. Esta semana no fue la excepción. Prácticamente sacó el tema de la nada. ¿será que conforme se acerca el final también se quiere ocupar de dejar su huella en la prensa?

¿No que la prensa se regula con la prensa? También en eso pasaría a la historia.

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