¿Qué es el futbol mexicano? Imaginemos (sí, otra vez) que un extranjero nos hace esa pregunta. La respuesta podría ser, sin problemas, la siguiente: Es todo menos un deporte. Sí, ya sé que suena raro, porque el futbol es un deporte y, a final de cuentas, los futbolistas lo juegan. Pero la realidad es que, en nuestro país, lo que único que no importa es lo deportivo. El negocio está por encima de todo. Sí, ya sé que en casi todos lados el dinero manda; si no, la Supercopa de España no se jugaría en Arabia Saudita .

Pero... Hasta entre perros hay razas. Esa competencia (la Supercopa española) se juega en Asia por billete, aunque respaldada en el mérito deportivo. En cambio, aquí nos sacamos de la manga “partidos oficiales” sólo para cumplir con el negocio. O explíquele a cualquiera que no haya nacido aquí que Diego Aguirre se coronó campeón en su primer partido oficial como director técnico del Cruz Azul . Y que logró un título que, tal vez, jamás en la historia se vuelva a disputar.

Y es que el Atlas cometió la osadía de ganar los dos torneos de la temporada. Y así, en automático, se convirtió en Campeón de Campeones . La ocurrencia del rojinegro (ganar dos veces... ¡Malditos!) liquidó al mentado duelo entre campeones. Cosa que, pero por supuesto, no iba a detener a la maquinaria comercial. Porque, la verdad, a nadie le importaba conocer al mejor de los mejores, sino continuar con la recaudación de billetes verdes.

Por eso, lo que iba a ser un partido amistoso entre el último Campeón de Campeones ; es decir, el Cruz Azul , y el Atlas, de pronto se convirtió en un duelo oficial al que decidieron llamar “Supercopa de la Liga MX 2022 ”. Así, le dieron valor a una cáscara que se tenía que jugar para cumplir con los compromisos comerciales adquiridos (cosa correcta, porque los contratos deben respetarse). Pero que le resta relevancia a todo lo que rodea a la parte deportiva.

Este esperpento solamente volverá a jugarse si vuelve a haber un bicampeón. O sea que la realidad es que el trofeo que se disputó el domingo no vale nada. El valor de las cosas es algo que se determina, no es algo intrínseco. Aquí, el cacao alguna vez fue la moneda, porque alguien lo decidió.

Pero ojo, asignarle valor a todo provoca que nada valga. Y que haya tanta cosita con validez oficial hace que cada vez haya menos interés. No olviden aquella época en que Chivas y América jugaban hasta interescuadras. Eso le restó relevancia al Clásico. En ese momento, el negocio fue fantástico, pero hoy el partido en México sigue sin recuperarse. Tan fácil que era dejarlo en una cascarita... Total, los paisanos igual hubieran ido.

Adendum. Knut no festejó “el título”. Por fin lo respeto.

futbol@eluniversal.com.mx

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