Es un tipo serio, educado y trabajador. Nunca ha sido relacionado con escándalos y, a pesar de sus logros, jamás se le ha escuchado reclamar por la falta de reflectores y protagonismo. Es un señor en toda la extensión de la palabra, de los de antes, de esos a quienes se les cree lo que dicen por el simple hecho de que lo dijo. Encima, sus dichos están respaldados por su palmarés.

Es de esos líderes que no necesitan de aspavientos ni de levantar la voz para que lo sigan, lo respeten y para lo más importante: lograr que un equipo se encolumne detrás de él y sus ideas. Es más, su tono de voz a veces parece más el de un padre que le explica pacientemente algo a su pequeño hijo, que el de un entrenador que se dirige a sus jugadores o a los medios.

Sus métodos y formas están intrínsecamente relacionadas con el éxito, y su nombre es sinónimo de triunfo en nuestro país. Víctor Manuel Vucetich es un sabio del futbol, un ganador, y el reflejo de que se puede lograr trascender manteniendo un perfil bajo y con el trabajo como bandera.

Afortunadamente para él, en el futbol mexicano difícilmente un directivo cumple con su palabra, porque de ser así se habría privado de nueve títulos, por permanecer al frente de los Tecos , que le habían prometido 20 años de contrato tras ganar la Liga en la temporada 1993-94.

Renovarse o morir, dice la frase que se le atribuye a Miguel de Unamuno, y parece ser que esas tres palabras rigen la vida de Víctor. Tras el revés que significó su periodo al frente de la Selección Mexicana en 2013, cuando las papas quemaban más que nunca y en el cual se sintió usado por la Federación Mexicana de Futbol, se remozó y volvió para sorprender al futbol nacional.

Su trayectoria indicaba que merecía más, pero fue el Querétaro el club que lo buscó. Y con los Gallos hizo historia en esa etapa inicial, al llevarlos a una final de Liga por primera ocasión y al levantar el título de Copa MX.

Ni en los festejos de ese campeonato (conseguido ante las Chivas de Almeyda) perdió los papeles. Como siempre, mantuvo el tono y se mostró caballero ante la victoria. Símbolo inequívoco de su entereza como profesional.

Y cuando todo parecía haber llegado a su final, Víctor Manuel Vucetich volvió a transformarse . Tras poco más de dos años de ausencia, volvió al Querétaro y hoy —con un plantel bastante modesto— es segundo de la tabla, por diferencia de goles, y por encima de los todopoderosos América, Tigres, Monterrey y Cruz Azul.

Víctor Manuel Vucetich es un señor como los de antes. A él solo parece importarle el trabajo, y en esta época tan mediatizada, en la cual los exabruptos y pataletas son el pan de cada día en las redes sociales, nos da el contundente mensaje de que, a veces, es mucho mejor ser como los caballeros de antaño.

Adendum. Chivas ya encontró al futbolista que puede hacer diferencia y llevarlos a la Liguilla. Se llama Alexis Vega y debe ser titular indiscutible, pero ya.

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