Álvaro López Sordo

Ojalá

Ojalá pronto el América y el Monterrey ganen porque uno de sus jugadores no hizo teatro y cobraron rápido un tiro libre o sacaron de banda sin perder tiempo

Ojalá
23/03/2021 |00:00
Redacción El Universal
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Después de varios años de estar parado junto a las bancas, ver a los

se vuelve monótono. Casi todos reclaman hasta los saques de banda. Lo único que varía es la intensidad y educación con que se dirigen a los árbitros. También casi todos los directores técnicos vuelven locos a los jugadores que se desempeñan por ese lado de la cancha; los del sector opuesto, ni los escuchan, así que hay que evitar la fatiga.

Todo es muy predecible. Cuando van perdiendo y queda poco tiempo, quieren que los recogebalones sean tan rápidos como Usain Bolt . Si van ganando, no les molesta que se pierda tiempo y, si desaparecen los balones, mejor. Si hay un futbolista, del equipo que está en ventaja, tirado y desgañitándose de dolor (aunque apenas lo hayan rozado), el que va ganando pide que se le atienda con calma. La salud es lo primordial.

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Quien va perdiendo le dice al árbitro que el jugador es un teatrero y su colega un farsante, pero si la semana que viene el marcador lo favorece, en automático hace lo mismo que tanto le enojó la jornada anterior. Muy rara vez pasa algo digno de destacar, y justo de eso me percaté en Mazatlán el viernes.

A Santiago Solari le importa un pepino el marcador. Su equipo ganaba por la mínima y, al minuto 85, le exigió al balonero que entregara rápido la pelota para que su jugador reanudara pronto. Además, noté que los futbolistas americanistas ya no se quedan tendidos en la cancha sin necesidad. Sólo Leonardo Suárez se quedó en el piso un rato y, tan estaba mal, que a los pocos minutos abandonó la cancha.

Con el Monterrey pasa algo similar. Ahora que en la mayoría de los estadios no hay público, incluso a través de la televisión se escucha cómo Javier Aguirre les grita a sus jugadores que se levanten y jueguen. Y, mágicamente, los futbolistas dejan de sentir dolor, ante el regaño de su director técnico. Son dos de 18 y, para muchos, puede parecer una tontería que Solari y Aguirre les exijan a sus futbolistas que jueguen.

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La realidad es que el mensaje es poderoso: uno de los mayores vicios del futbolista latinoamericano sí se puede erradicar, mientras juegan de este lado del mundo. Ojalá pronto el América y el Monterrey ganen un partido porque uno de sus jugadores no hizo teatro y cobraron rápido un tiro libre o sacaron de banda sin perder tiempo. Ojalá pase eso, para que el resto entienda que —entre menos tiempo se pierda con lesiones ficticias y se juegue más— menos peor será el espectáculo.

Adendum

. “¿Ya nos van a dar el trofeo?”, ese fue el mensaje que me mandó Knut en cuanto cayó el tercer gol del Cruz Azul contra el Atlas . Ya nunca le contesto.

futbol@eluniversal.com.mx