A veces, no sé quién es más extremista, si el aficionado o el periodista deportivo . En el deporte, la pasión es uno de los componentes más importantes y por ello todos los involucrados, de cuando en cuando, se vuelven proclives a la exageración.

Tras una derrota, quién no ha escuchado a un fanático decir: “Con este equipo no le ganamos a nadie”. Para días después escuchar a esa misma persona asegurar que “ahora sí no nos para nadie”.

El ejemplo perfecto es el seguidor del Cruz Azul , quien se reinventa cada 25 minutos. Desde los medios de comunicación debería esperarse más mesura, pero penosamente —en muchos casos— no es así.

Filias y fobias suelen verterse en comentarios y textos y, a veces, el apasionamiento lleva a los profesionales del comentario a vivir en un estado de crispación total. Éste es el caso puntual de todo lo que se refiere al Barcelona. Lo que sucede con el club catalán es o blanco o negro. No hay grises.

Hoy, por enésima vez, Messi está decidido a irse. El argentino le contestó a Abidal y de inmediato llegaron las conjeturas. Que está harto de fracasar (es decir, no ganar la Champions), que las decisiones de la directiva lo han llevado al borde de la desesperación, que considera que el equipo no es lo suficientemente bueno, y mil motivos más por los cuales ejecutará la llamada “Cláusula de escape”.

Que los directivos blaugranas tomen decisiones extrañas, no es algo nuevo. Históricamente, el Barcelona ha sido propenso a autocanibalizarse. No olvidemos que fue el club que tuvo a Maradona y no lo supo aprovechar.

Que le hicieron la vida imposible y lo mandaron al exilio napolitano. Y no dejemos de lado que la etapa de Cruyff (máximo prócer de la institución), como entrenador culé, acabó a gritos y sombrerazos. El Barcelona vive en constante “crisis” , y las dos recientes eliminaciones en Champions agudizaron el problema.

Pero la realidad es que el verdadero inconveniente no tiene solución. No es un tema de directivos, entrenadores o refuerzos. La cuestión radica en que ya no están Xavi ni Iniesta y, sin ellos dos, es imposible que el equipo pueda jugar como lo hacía antes.

Messi

es el mejor del mundo y por supuesto que puede ganar partidos él solo. Pero el futbol es un deporte de conjunto y, para ganar un título como el de la Champions League, se necesita un gran equipo.

El Barcelona cuenta con un excelente plantel, sin dudas; quizá, lo que deban hacer es adecuar la forma de jugar al tipo de futbolistas que tienen. Tal vez así se acabe la “crisis”, le liberen presión a Messi y por fin se termine la cantaleta de que el argentino se irá de Cataluña. Adendum.

“Estamos orinados por un dinosaurio”, aseguró alguna vez Matías Almeyda, sobre la situación de Chivas. Knut leyó la frase y de inmediato me dijo que ahora el dinosaurio se ensañó con el América, por la cantidad de lesionados.

futbol@eluniversal.com.mx

Google News

TEMAS RELACIONADOS