Este verano futbolero puede ser histórico, pero (evidentemente) no por lo que sucederá en la cancha (sólo se juega la Copa Oro).
El posible título del Manchester City en la Champions League (hecho que sin duda será memorable) se conseguirá o no en primavera.
Entonces, ¿por qué viviremos un verano especial? Porque, por primera vez, Lionel Messi es parte del mercado de transferencias de manera formal; es decir, como jugador libre.
Hace un par de años, la Pulga tenía todo acordado para seguir en el Barcelona y, al cinco para la hora, los culés le cambiaron la jugada.
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Cuatro días después de que se anunció que Lio no seguiría, el Paris Saint-Germain hizo oficial la contratación del argentino, quien —al día siguiente— arribó a la Ciudad Luz para firmar su vínculo con el cuadro parisino.
En resumen: Messi estuvo menos de cuatro días en el remolino de las especulaciones que rodea a los fichajes.
Ahora, todo será diferente. El planeta futbol lleva semanas en vilo.
Primero, con si iba a seguir o no en Francia; después, con la salida casi confirmada, comenzó el baile. A la pista: los petrodólares de Arabia Saudita y un contrato obsceno, el romanticismo de volver a casa y la posibilidad de unirse al Inter Miami.
Sin que fuera oficial la salida de Messi, los rumores aseguraron que el Al Hillal y el rosarino tenían un acuerdo total; también, que la operación retorno estaba consumada; la triangulación Messi-Miami-Barcelona estaba hecha para sortear las severas reglas financieras del futbol español; y, para cerrar, a Phill Neville (el exManchester United, hoy director técnico) lo echaron de Miami para preparar el desembarco de Messi, Gerardo Martino, Luis Suárez, Jordi Alba y Sergio Busquets a Florida.
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Por ahora, nada es cierto y todo es verdad a la vez (de acuerdo a con quien uno hable).
La gran pregunta de este verano es: ¿Dónde jugará Lionel Messi? La respuesta, a estas alturas, me parece que ni el mismísimo Leo la conoce.
Lo que, a la distancia, me parece es que el Barcelona en realidad no está interesado en contar de nueva cuenta con los servicios de su prócer máximo. Y es que cada declaración que emana de la Ciudad Condal es para decir que “depende de él”.
Y no, no depende de él. Primero que nada, el club debe ordenar su desgarriate financiero y, segundo, decidir si de verdad quieren la vuelta del ‘10’.
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La gente delira con la posibilidad, pero aquellos que deciden no parecen compartir la euforia. Basta con googlear las conversaciones filtradas de dirigentes blaugranas para ver en los términos que se expresan del ídolo máximo de la institución.
Si el tema se alarga, la novela del verano puede llegar a ser la novela del siglo.
Adendum. Knut se fue de vacaciones.
