Serafín trabajaba con mi papá; bueno, en realidad estoy siendo muy confianzudo. Para nosotros, los niños, era don Sera. Y don Sera, aparte de ser más bueno que el pan de chochitos, es . Hace 30 años, yo lo veía como un viejito. Hoy, sé que no era así.

Habrá tenido unos 50 años en esa época. Con don Sera siempre platicaba de futbol . Y, aunque cada conversación iniciaba con que el futbol actual (el de principios de los 90) ya no le gustaba, a mí me encantaba que me contara historias de cuando el juego valía la pena, de acuerdo a su perspectiva.

30 años después, ya me convertí en don Sera, y —seguramente— si me sentara a platicar con un escuincle, él pensaría que yo soy un viejito cascarrabias que se queja y añora al futbol de su “juventud”.

Y tendría toda la razón, porque —la verdad— estoy convencido de que Jean-Marc Bosman nos robó el juego, sin saberlo.

El belga peleó por sus derechos laborales y cambió todo. Gracias a él, hoy existen los súper equipos, esos cuadros plagados de seleccionados nacionales, que —de no ser por el estatus de futbolistas comunitarios— no serían posibles.

La Juventus se coronó en Italia por novena ocasión consecutiva, y esa es una pésima noticia, porque la que alguna vez fue la Liga más competitiva del mundo, ahora es un torneo totalmente disparejo, aburrido y predecible.

Esos tres adjetivos podrían usarse para describir a la mayoría de las grandes Ligas europeas.

 

La Juventus roba en la Serie A, pero hace 24 años que no gana en Europa. Y mientras el mundo se rinde ante Cristiano Ronaldo y compañía, yo hago corajes, porque el futbol europeo cada vez se parece menos al que me encantaba y más al que le molestaba a don Sera. Adendum.

Ahora, a Knut le gustó el León. Ahora dice que es panza verde. La verdad, no anda errado el noruego, son los que mejor juegan.

futbol@eluniversal.com.mx

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