“Lo importante no es ganar, sino competir”, dijo alguna vez el barón Pierre de Coubertin , padre del olimpismo moderno. “Ganar no es lo más importante, es lo único”, aseveró Vince Lombardi , entrenador de los , a tal grado mítico que el trofeo de la NFL lleva su nombre. Y, aunque se contradigan, ambas frases son ciertas. Todo, como todo en la vida, depende del punto de vista de cada quien y de la situación.

Y es que hay equipos que, sin ganar, ganaron. La Hungría de 1954 y la Holanda de 1974, por citar dos ejemplos del más alto calibre. Si lo trasladamos a nuestro ámbito, el primer América de Beenhakker y el Atlas versión 1999 de Ricardo La Volpe son los ejemplos perfectos de lo que aseguró el barón Pierre de Coubertin . Ambos equipos son recordados por sus maneras, a pesar de no haber ganado nada.

Pero, la realidad es que entrar a la historia sin conquistar un título es algo reservado para muy pocos. La mayoría de esos “perdedores” está destinada a quedar en el olvido. Y ahí entra la manera de pensar de Lombardi, porque la mejor manera de resistir el paso del tiempo es mediante la victoria.

Este Atlas está muy lejos, en cuanto a estética se refiere, del de 1999, e incluso de alguno de los que dirigió Tomás Boy . Pero este Atlas ganó, y contra eso no hay medicina. Es más, conforme pase el tiempo, nadie recordará la forma en que se desempeñaba en la cancha el equipo y la gesta de Julio Furch, Aldo Rocha, Camilo Vargas y compañía; solamente irá creciendo. No importa si el Atlas gana cinco campeonatos en los próximos 10 años, lo hecho por este plantel jamás será igualado.

Ahí radica la importancia de ganar. Por eso, muchas veces, los protagonistas apuestan a ganar como sea. Con la medalla al cuello, se garantiza quedar en la historia y en la memoria colectiva. Son pocos los que pueden ganar y complacer a todos, como lo hizo el Barcelona de Guardiola o, guardando todas las proporciones, el Toluca de Meza . Pero —al final— los títulos valen lo mismo, sin importar cómo se hayan ganado (pregúntenle al Madrid de Zidane ).

Este Atlas ya es legendario y, conforme pase el tiempo, se convertirá en mítico. Esa es la pequeña gran diferencia entre ganar y perder. Ah, y hablando de derrotas, también se puede perder sin saltar a la cancha, como lo hizo Chivas . El Guadalajara mostró el cobre cuando basureó al Atlas en su tuit de “felicitación”, dejando claro que mientras el Atlas atraviesa su momento dorado, ellos lograron que el barón Pierre de Coubertin se revuelque en su tumba.

Adendum. Knut me escribió ayer lo siguiente: “ PSG vs Real Madrid , para esto contrataron a Messi ”.

futbol@eluniversal.com.mx

 
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