Jugar con miedo al ridículo o a perder no beneficia a nadie. Al final del día, el futbol es un entretenimiento y, si hasta sus protagonistas lo sufren, difícilmente los espectadores lo podrán disfrutar. Hoy, en nuestra Liga es muy complicado encontrarse con algún futbolista que transmita que la está pasando bien. Se entiende (o se justifica), porque hay mucho dinero en juego y de esto viven.

Pero eso no debe significar que les extirpen la alegría y la frescura a los jugadores. Se vale divertirse con responsabilidad. Antes, era más común ver a tipos que —con total profesionalismo— sonreían en la cancha por ser de los pocos elegidos que cumplieron con el sueño de vivir de jugar.

Eso pasa hoy con Santiago Ormeño . Caso más raro que el de él, será difícil encontrar. Hasta el verano de 2020, parecía un futbolista más que pisa la Primera División, sin poder afianzarse. Un nombre más que no sería recordado. Una carrera cuyo punto más alto parecía ser el haber debutado contra el América.

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Casi dos años después del debut, y con menos de 100 minutos en la Liga MX , le llegó SU momento. En una situación normal, esa oportunidad de oro aparece dentro de la cancha. Pero Santiago tuvo ese instante, en el que se llenó de confianza y le dio impulso a su carrera, desde la sala de Christian Tabó y jugando un videojuego.

Ormeño se convirtió en la sensación de la e-Liga por su personalidad y dominio del control. Cuando volvió el futbol, Santiago recibió la oportunidad en el terreno de juego y trasladó el éxito del campo virtual al césped. En el Guardianes 2020 , jugó 13 partidos y metió seis goles. Y, lo más importante, en ningún momento perdió la sonrisa. Disfrutó cada segundo que jugó.

Incluso, sonó para las Selecciones de México y Perú, y él mismo se reía, al asegurar que no lo podía creer, porque hace unos meses no lo conocían ni en su casa. Hoy, sigue pasándola bien en la cancha, aunque habrá quien considere que es por inconsciente. Yo estoy seguro de que es al revés.

Ormeño

vio pasar muy cerca a la frustración y al fracaso. Su carrera parecía haber terminado, antes de iniciar. Hoy, todo cambió, y por ello creo que, tras vivir con la angustia del no poder cumplir sus metas, de manera absolutamente consciente hace todo por deleitarse; y es que cada vez que se viste de futbolista, ese niño que soñaba junto a su abuelo parece imbuirle su sonrisa al adulto que hoy nos divierte a quienes lo vemos jugar.

Adendum

. Knut me mandó mensaje el domingo temprano, aquí lo transcribo: “Hola, América es el líder y lo critican... Chivas es un desastre y no pasa nada... ¿Están locos todos?”. Ni le contesté.

 

futbol@eluniversal.com.mx

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