Raúl Jiménez es, sin duda alguna, el mejor eje de ataque que tiene el futbol mexicano (si me apuran, por potencial y capacidad, también es nuestro mejor futbolista). Ahora, esa calidad no está en tela de juicio, pero su momento sí. Raúl está lesionado y no hay una fecha estimada para que reciba el alta médica; la pubalgia no conoce de plazos fijos de recuperación. En ese tenor, el alta médica pierde trascendencia contra el alta futbolística; es decir, la cantidad de partidos y el ritmo que pueda adquirir de aquí al Mundial.

Rogelio Funes Mori, para mi gusto, es el segundo mejor centro delantero de nuestro país (retrógradas que no lo consideran mexicano, absténganse de seguir leyendo). Ahora, Rogelio no juega desde el 17 de agosto. El hombre del Monterrey había arrancado bien el campeonato, pero una lesión muscular lo frenó y —tras más de mes y medio fuera de las canchas— podría volver este sábado ante el Pachuca.

Imaginemos que el Monterrey llega hasta la final. Eso quiere decir que el Mellizo jugaría siete partidos oficiales de aquí al inicio de Qatar 2022. Un puñado de juegos, supeditado a que los Rayados lleguen a la última instancia, para retomar la forma y el ritmo. Pensemos en el peor escenario: La Pandilla se queda fuera en cuartos de final y Funes Mori sólo tendría tres partidos en el lomo post lesión.

No cabe duda que estos dos futbolistas encabezan la lista de arietes de Gerardo Martino (cosa totalmente lógica, porque son los mejores que tenemos). Pero en ningún caso se trata de jugadores fuera de serie, como para arriesgar llevarlos a una Copa del Mundo sin estar al 100%. Por eso, surge la gran pregunta, ¿Martino respetará la jerarquía de sus dos referencias de área de confianza, o apostará al momento de los demás?

Hace unos meses, no había quién les hiciera mosca a Jiménez y Funes Mori, pero hoy Henry Martín y Santiago Giménez viven un gran momento. Y ese buen andar de ambos goleadores le da más argumentos para tomar la decisión final. Pero ojo, el nombre del ‘9’ da exactamente lo mismo si el equipo no le acerca la pelota. Sin crear opciones de gol, ni Lewandowski puede.

Adendum. Knut no entiende por qué indignó a algunos que Santiago Ormeño entonara el himno de Perú. “Tiene doble nacionalidad y juega para Perú, ¿qué querían que hiciera?”, me preguntaba, sorprendido. Simplemente, le respondí que si —por ejemplo— Rogelio Funes Mori no entonara el Himno, esos mismos también se indignarían. “La cosa es hacerla de pe...”, me contestó.

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