Dicen (con razón) que el dinero no compra la felicidad, pero también es una realidad que te deja a una cuadra. Porque todo el dinero del mundo no acaba con la angustia que provoca tener a un familiar enfermo, pero sí brinda la calma de saber que se le podrá brindar la mejor atención posible. Eso —por supuesto— no desaparece el dolor, pero no es lo mismo que vivir el padecimiento de un ser querido sin saber si alcanzará para comprar las medicinas.
En el futbol, sobran ejemplos. Quizá haya que cambiar la palabra felicidad por campeonatos, porque —al final— los títulos son lo único que da felicidad a los fanáticos y tranquilidad a los directivos. Nunca un balance financiero sano o unas utilidades brutales han provocado que los aficionados salgan a dar vueltas al Ángel de la Independencia.
En el plano internacional, podríamos tomar —así al vuelo— los casos del PSG y el Manchester City, para ejemplificar esto. Es verdad que las fortunas de los jeques se han reflejado en títulos locales, pero lo que desvela a estos monstruos del futbol económico es la Champions League. Y ni con todos los petrodólares que han invertido, estuvieron ni siquiera cerca de conquistar ese torneo. Y su felicidad no llegará hasta que lo logren.
Evidentemente, el futbol mexicano no está exento de situaciones de este tipo. Chivas, Cruz Azul y Monterrey son los principales exponentes. Pero lo de Rayados es verdaderamente alarmante. La plantilla más cara de la Liga no pasó del empate en contra del equipo al que le deben meses de salario.
Y, peor aún, ese cuadro que en el papel y en las hojas de contabilidad luce imponente, se encuentra en la mediocridad total del puesto 11 de la clasificación, con la esperanza de ganar los dos partidos que le restan y que los de arriba no sumen lo suficiente para entrar penando a la Liguilla y, ahí sí, aferrarse al “es otro torneo, todos arrancamos con las mismas posibilidades de ser campeones”.
De Cruz Azul , no vale la pena profundizar. Institucionalmente, hay un desastre y así no se puede. Por su parte, la cantaleta de que Chivas está en desventaja por jugar con sólo mexicanos no funciona en este caso, porque el Guadalajara cuenta con futbolistas que integran la lista de traspasos más altos en la historia de la Liga. ¿Monarcas, Tijuana, Pumas, Atlas, Necaxa y San Luis tienen mucho más que Chivas? Por supuesto que no, pero están por encima del Rebaño.
Es verdad que el dinero no compra la felicidad, pero estos equipos no deberían vivir con la calculadora en una mano y el rosario en la otra. La exigencia debería corresponder con lo invertido. Y queda claro que, sin proyecto o estructura, el dinero no te deja ni a dos kilómetros de la felicidad.
Adendum. Ahora explíquenle a Knut que el señor que se disculpó hace unos días y prometió calmarse, volvió a ser expulsado. Miguel Herrera verdaderamente no aprende.