El América tiene asegurado el tricampeonato. No, no enloquecí, ni conozco algún teje y maneje con tufo a podrido que esté enfocado en ayudar a las Águilas.

Simplemente, respaldo dicha noción en lo expresado por nuestra honorable comentocracia deportiva, tras los cuartos de final. Palabras más, palabras menos, los entrenadores son los responsables de todas las eliminaciones sucedidas este fin de semana.

Tigres quedó fuera por culpa de Veljko Paunovic, no por las —mínimo— 10 situaciones claras de gol que fallaron.

Gustavo Lema se tiene que ir de Pumas, porque por su culpa el equipo quedó fuera, dejando de lado que hizo más puntos que Antonio Mohamed y que, seamos honestos, el plantel universitario es modesto (siendo amable).

Juan Carlos Osorio pasó de ser un genio de la táctica y la estrategia a un burro que no sabe jugar Liguillas, dejando de lado que revivió a un equipo que ya ni sabía que existían las fases finales y con jugadores de descarte.

Renato Paiva planteó mal los partidos (en esa estoy de acuerdo). ¿Ningún futbolista choricero supo leer el juego y corregir?

Por ende, y siguiendo esa lógica, el América dará la vuelta olímpica otra vez.

Martín Anselmi perdió una final en la que, por momentos, superó a su rival... No da garantías en Liguilla.

Martín Demichelis y Domenec Torrent están viviendo su primera experiencia en nuestro futbol; eso es indicativo de que no saben qué es jugar una Liguilla (a mí no me reclamen, es el argumento de moda).

Finalmente, André Jardine tiene dos títulos, así que nada más por eso va a ganar otro.

Lógica pura y dura. Aunque ligeramente acomodaticia para mi gusto, si no ¿por qué Víctor Manuel Vucetich no gana un título hace rato? O, ¿cómo es posible que Jardine haya ganado tan pronto con el América? Por último, ¿quién me puede explicar que Ricardo Ferretti no haya conquistado, al menos, una Liga con el Cruz Azul? Reducir todo a los entrenadores es tan simplista como engañoso.

Por supuesto que los directores técnicos son importantes. Y claro que un entrenador puede perder un partido desde la banca (pregúntenle a Josep Guardiola por la final de la Champions ante el Chelsea). Pero la realidad es que la injerencia del DT es mucho menor a la que tienen los futbolistas durante un partido. El ejemplo perfecto es la eliminatoria entre Tigres y Atlético de San Luis. Los sistemas de juego son clave, pero como dijo Alfio Basile: “Yo, a mis equipos los paro bien en la cancha. El problema es que cuando empieza el partido, los jugadores se mueven”. Y sí, el futbol es de los futbolistas.

Adendum. Volvió Knut y volvió envalentonado y borracho de goles, asegurando que “ahora sí, va la buena contra el América”.

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